Jueves 12 de febrero de 2015
ver hoy
Un peregrino que camina alerta por esta Tierra es consciente de que no existen las casualidades y de que todo tiene algo que decirnos. Él sabe también que un poder más elevado le asiste, de tal modo que le es posible arrepentirse y pedir perdón a tiempo sobre lo que aún está pendiente, y si además está dispuesto a no volver a cometer lo mismo o algo parecido, aquello que aconteció puede ser anulado o transformado en positivo.
Está escrito que el ser humano no debe engañarse, pues lo que él siembre es lo que cosechará. A menudo cada persona debería reflexionar acerca de la justa contabilidad de Dios, pues cada persona recibe únicamente lo que él mismo ha sembrado. Esto significa que lo negativo que los otros piensen o digan sobre nosotros, o incluso nos hagan, forma parte de la propia cosecha de cada uno, y esta corresponde siempre a lo que cada cual ha introducido personalmente en su interior, por eso no es ninguna casualidad lo que nos llega a cada uno.