Viernes 06 de febrero de 2015
ver hoy
Sepa que sólo puede recaer sobre nosotros lo que nosotros mismos tenemos dentro. Aunque en el mundo acechen aún muchos peligros, si no tenemos algo igual en nosotros tampoco atraeremos esos peligros, no pueden hacernos nada, salvo que hayamos creado la fuerza de atracción en nuestra alma.
Con nuestros pensamientos negativos podemos hacer surgir en nuestro cuerpo enfermedad y padecimiento, o provocar sufrimientos y golpes del destino. Sin embargo, a través de una forma positiva de sentir, pensar, hablar y obrar producimos en nosotros salud, armonía interna, alegría, paz, felicidad y satisfacción. Vemos por tanto que los pensamientos son fuerzas. Lo que pensamos y cómo pensamos –ambas cosas retornan a nosotros, el emisor.
En este contexto entendemos la ley de siembra y cosecha, que significa que cada causa tiene su efecto, y comprendemos que únicamente nosotros somos los causantes de nuestras enfermedades, sufrimientos y golpes del destino, no nuestros semejantes o tal vez Dios. Estimado lector sepa que cuando no damos la vuelta a tiempo, el destino sigue su curso. Con nuestra forma de pensar contraria a la ley divina, podemos crear cargas en nuestra alma o construirlas de nuevo. Por eso propóngase en este instante una vida basada en una ética y moral más elevada, tome en sus manos y para sí el rumbo de su propia vida, sabiendo que el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret es la clave para una vida feliz en esta Tierra y también la vida en el Más allá.