Martes 03 de febrero de 2015
ver hoy
De la adormecida noche, el alba rasgó su velo
¡Virgen de la Candelaria! ¡Lucero de la Mañana!
Esplendorosa tu imagen, apareció en la bóveda
del cielo. Canciones de níveas voces en el Sajama
Se oían, y yo, Madre, mi pecho sentí latir
con esa aurora votiva. ¡Oh Virgen del Socavón!
Patrona, de esta tierra bendita, dichosos ojos
te vieron reverberar en el cielo, entre la aurora
de púrpura, rosa y dorada de misterio.
Ardía el altiplano con el corazón henchido
y las rocas blanquecinas como encendidos
carbones, sahumaban aromas de incienso.
mirra y de rosas. Tu asiento el universo
y tu corona, los astros y las estrellas del cielo
Tienes al niño en tus brazos, con un infinito amor
a Dios y al género humano. Bendita entre
las mujeres, eres del pobre consuelo, eres
salud del enfermo y eres Madre de los huérfanos.
Dulce visión en tu altar, al que llegan peregrinos,
a pedirte Madre, para sus males remedio,
males del cuerpo y del alma. En el sidéreo
silencio tu imagen se ha eclipsado, pero en