Domingo 01 de febrero de 2015
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El amor se parece a una cadena de montañas, a las sierras, a la cordillera: el amor tiene sus escarpadas pendientes ascendentes, sus peligrosos declives y aludes, sus oscuras hondonadas, sus valles profundos y apacibles y sus selvas. El amor tiene muchas cumbres, altas y centelleantes entre las nubes, pero no habitables, no hechas para quedarse allí durante más de una hora fugaz.
Y como una cadena de montañas, todo amor tiene una cumbre cada vez más alta, superior a cualquier otra. Cuando se ha alcanzado esa cumbre casi inalcanzable, solo queda el lento descenso a las colinas y planicies de la vida común.
Vicky Baum en: El ángel sin cabeza