Nueva gestión gubernamental con “renovados” actores
27 ene 2015
Jorge Lazzo Valera
La renovada Administración del Estado Plurinacional de Bolivia que se constituyó tras la reelección con el 61% de respaldo electoral, al Presidente Evo Morales Ayma y el vicepresidente Álvaro García Linera, tiene parcialmente renovados actores que con el cambio de 13 ministros de su gabinete y la ratificación de ocho considerados “base de la estructura política, social y económica”, sin aludir simpatías y antipatías partidarias.
El cambio podría resultar inteligente, puesto que se designó a personas que tienen experiencia profesional en determinados campos y están comprometidos con el modelo para encarar planes y proyectos destinados a reducir la pobreza e impulsar el futuro desarrollo productivo que nos hace mucha falta, para generar empleos y tener un valor agregado con la diversificación de la producción nacional para dejar de ser un país sólo exportador de materias primas.
Quisiéramos pensar que el nuevo gabinete, considerado más técnico, por la inclusión de profesionales que no son simples operadores políticos, sino más bien gente que desde distintas funciones cumplió trabajos, encomendados por el gobierno para las autonomías, la lucha anticorrupción, materia laboral y hasta en las negociaciones políticas, tendrá que aplicar esos conocimientos para direccionar la administración política y económica hacia el desarrollo productivo, para atender lo social.
La base de cualquier Estado que se precie de cuidar y proteger su capital humano, radica en la capacidad de desarrollar su industria, realizar y atraer importantes inversiones para generar empleo y además otorgar un salario digno a sus trabajadores, modelo que no se aplicó en la estructura estatal, porque sólo existieron paliativos y no políticas de desarrollo productivo, por ejemplo para la minería nacional, actividad que se debe impulsar como base de la economía y generadora de divisas para sostener el erario nacional.
Las líneas políticas del nuevo gabinete tienen que ser definidas, porque no se trata de tener un “gabinete eminentemente político” si el partido en función de gobierno tiene la seguridad de haber obtenido la mayoría del respaldo electoral, porque no tendrá que enfrentar a una oposición dura y secante, como ocurre en otros países, donde los partidos que tienen el control legislativo generar debate para causar el desgobierno de la administración gubernamental. Este no es el caso de Bolivia.
Tampoco se tienen confrontados a los movimientos sociales, porque estas organizaciones de base, al parecer se sienten representadas, con la nominación de sus dirigentes en diferentes cargos de elección y otros de designación directa, constituyendo un cogobierno –no declarado- para la administración del Estado Nacional, con tareas y funciones que son encomendadas por los operadores políticos del poder central.
La nueva estructura de la Administración Gubernamental ahora tiene la gran responsabilidad de aplicar un giro en la conducción de la Nave del Estado para direccionar todo su accionar al desarrollo productivo a partir del incentivo de la producción de las materias primas y su diversificación, para no seguir siendo un país que dependa de los precios internacionales para organizar su economía y cuando bajen las cotizaciones en los principales mercados tenga que afrontar una crisis de su economía.
Bolivia es un país rico con diversidad de materias primas, sin embargo todavía considerado monoproductor por tener una minería de subsistencia y encarar pocos proyectos mineros que le generan importantes ingresos, pero no suficientes para desarrollar nuevos yacimientos y emprender grandes programas de exploración y explotación que se complementen con la diversificación minera, al extremo de tener cuantificadas el 10% de sus reservas existentes.
A la fecha sólo exportamos estaño metálico y concentrados, pudiendo llegar a exportar “papel estaño” como se sugirió y no se aplica, porque esa decisión no figura en la política de gobierno que quiere aplicar un desarrollo productivo limitado apoyando a la metalurgia cuando ni siquiera existe la suficiente cantidad de concentrados para garantizar la capacidad real instalada en el nuevo horno en la Empresa Metalúrgica de Vinto.
El giro y cambio de timón en la política productiva del Gobierno será determinante para el futuro del país, la economía nacional, el mejor vivir de los bolivianos y además el sostenimiento económico del modelo boliviano para no sentir el impacto de la crisis económica de los mercados internacionales. Ojalá el cambio sea pronto y favorezca con preferencia a las regiones menos atendidas como Oruro, que aporta mucho con su minería y metalurgia y no recibe un adecuado trato, como debería ser por parte de la Administración del Gobierno Central. Quizá eso se deba también a la ausencia de interlocutores válidos y la ausencia de proyectos concretos.
(*) Periodista.
lapalabraencarnada@bolivia.com
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.