Es tarea de todos los años de los devotos danzarines, de los organizadores del fastuoso evento, de ciertas empresas que hacen buen negocio en los días festivos, por supuesto de las autoridades, empeñadas en mejorar cada vez la realización del espectáculo que da renombre a la Capital del Folklore de Bolivia y que por sus atributos tiene el reconocimiento de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Se trata de un ajetreo que comienza en noviembre y se acentúa en sus prolegómenos en la medida que avanza el tiempo y se acerca la fecha de su realización, ahora a menos de un mes para revivir la majestuosa presentación de un medio centenar de grupos folklóricos que suman miles de danzantes devotos de la Patrona del Carnaval, la Virgen del Socavón.
El segmento social del Carnaval es sin duda el de los protagonistas que hacen promesa de fe, invierten un buen presupuesto para cumplir su cometido, ensayan semanalmente en este último periodo y son los que muestran la gracia y belleza de lo que se ha llamado el mayor ballet callejero, inigualable por la variedad de sus danzas y atuendos y por el sentido devocional de la gente en la peregrinación del sábado de Carnaval.
Todo este movimiento y esfuerzo de miles de devotos, tiene un apoyo de las autoridades a través del Municipio que se encarga de tener en condiciones apropiadas la ruta del Carnaval, o sea el escenario por el que se desplazarán los miles de danzantes, bajo ciertas condiciones de seguridad y comodidad en servicio recíproco para bailarines y espectadores.
Los días del Carnaval son propicios para el desarrollo de una variedad de negocios, por supuesto eventuales, pero propios de la temporada, entre los que sobresale la venta de bebidas alcohólicas, pese a prohibiciones expresas de las autoridades, luego una variedad de comestibles, adornos variados, las famosas espumas, que deberían ser retiradas del comercio pero que igualmente se venden en grandes cantidades, aparte de un comercio ambulante que vende “hasta piedras” pintadas.
Fuera del comercio directo de bebidas espirituosas, de variada gastronomía, también hacen negocio maquilladoras y peinadoras, y el gran negocio que se produce en la venta y alquiler de los maravillosos trajes del Carnaval que se estrenan en la fiesta mayor y tienen su buen precio. Un negocio exclusivo es el de la hotelería que menos mal ha crecido y satisface toda expectativa.
Todo este movimiento tiene que ser adecuadamente coordinado entre todas las autoridades, las comunales a la cabeza del evento, junto a los conjuntos folklóricos, el Comité de Etnografía y Folklore, además de la Policía y efectivos militares para garantizar la realización de un evento de extraordinaria proporción que tiene que ver con miles de personas, las que bailan y las que gozan del espectáculo, las que hacen comercio y las que están encargadas de que todo salga bien.
Se está cumpliendo con responsabilidades preliminares, la venta de metros lineales y luego vendrá el armado de graderías, trabajo en el que debe cuidarse el aspecto de seguridad, de modo que no se altere el colorido y la belleza de la masiva demostración de folklore, devoción y tradición.
El Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, majestuoso como siempre está muy próximo y es necesario recordar a nuestras autoridades la responsabilidad que tienen para garantizar su realización, cumpliendo oportunamente con los prolegómenos que entraña su organización.
Fuente: LA PATRIA
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