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Sábado 24 de enero de 2015

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A César lo de César, y a Dios lo de Dios

24 ene 2015

El Alquimista

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En una de las tantas veces que Jesús enseñaba en Jerusalén, contó la parábola de los labradores malvados. Procuraron los principales sacerdotes y escribas de los fariseos echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo. Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador y le preguntaron, diciendo: “Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos o no daremos?” Mas Él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: “¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo.” Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: “¿De quién es esta imagen, y la inscripción?” Le dijeron: “de César”. Y les dijo: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron y se fueron.

Muy pocas personas comprenden en profundidad esta sabia enseñanza del sublime Maestro Jesús, que, debemos ponerla en práctica en nuestras vidas cotidianas, manteniéndonos en el mundo pero sin pertenecer a él, viviendo en equilibrio perfecto entre lo material y lo espiritual sin identificarnos o fascinarnos con las vanidades mundanas, que nos hipnotizan y nos duermen la conciencia con falsas ideas de felicidad y triunfo pasajeros.

En otra oportunidad Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros hombres de poca fe? No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán dadas por añadidura. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio afán.”

Aquí el Maestro Jesús nos da una de las claves más hermosas de su doctrina de liberación: que es el vivir el presente de instante en instante, sin preocuparnos, solo ocupándonos de estar llenos de la alegría de vivir, en paz y armonía, llenos de fe consciente y agradecidos por la plenitud de los dones que recibimos cada instante, experimentando el reino de Dios y su justicia, en nuestros corazones y en nuestras mentes, sabiendo con certeza absoluta, que todo lo demás nos será dado por añadidura, como consecuencia de haber sembrado de momento en momento, amor consciente y sabiduría universal, manifestadas en la forma de las siete virtudes, opuestas a los siete defectos, cumpliendo las leyes universales y naturales, no por temor al castigo, sino más bien por plena comprensión y aceptación de que nosotros somos los únicos arquitectos de nuestros destinos.

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