El pensamiento abismal y sus consecuencias en la educación

Aún está presente la dominación occidental en todas sus formas de actuar y pensar, de una manera unilateral, que sus actuaciones son muy radicales, que dividen el mundo occidental y el mundo andino-amazónico, donde el pensamiento occidental se sobrepone al pensamiento andino-amazónico, existe una clara división, opera al otro lado de la línea de manera inteligente, esta división es que al otro lado de la línea no existe, desaparece como una realidad, entonces podemos afirmar que aún sigue vigente en nuestra actualidad el pensamiento abismal occidental y del imperio capitalista en nuestro país.

En educación podemos afirmar que este pensamiento abismal occidental sigue presente en las escuelas y en las aulas de nuestros establecimientos educativos donde el estudiante es considerado como objeto y no como un sujeto pensante.

La división es tal que el otro lado de línea desaparece como realidad se convierte en no existente, y de hecho es producido como no existente. No existente significa no existir en ninguna forma relevante o comprensible de ser, lo que es producido como no existente es radicalmente excluido, porque se encuentra más allá del universo de lo que la concepción aceptada de inclusión considera en su otro; en tal sentido, los educadores, las maestras y los maestros seguimos anclados en este paradigma occidental, aunque muchos maestros están haciendo el esfuerzo necesario para salir de los moldes tradicionales que no responden a nuestra realidad, a nuestra cultura de la comunidad y a nuestra , cosmovisión andina.

En tanto que propongo a las maestras y los maestros, que nuestras prácticas pedagógicas en las aulas, es que debemos recuperar, revalorizar los saberes y conocimientos de nuestros antepasados, desde nuestra cultura educativa de la comunidad, lo que es la intra y la interculturalidad, de manera holística, en diálogo con otras culturas y cosmovisiones, con respeto a los derechos humanos y la práctica de los valores.

CÓMO SE ORGANIZAN LOS SABERES Y CONOCIMIENTOS EN LA PLANIFICACIÓN CURRICULAR

En este periodo de transición que estamos viviendo en educación, con la revolución educativa y cultural en nuestro país, que sin lugar a dudas es un proceso de cambio en educación, donde en pleno siglo XXI está aún presente la lucha entre una cultura imperial ilustrada y otra cultura popular barbarie indígena en Bolivia y en América latina y en la mente de muchos educadores, en las maestras y los maestros en las escuelas y en las aulas de nuestros establecimientos educativos, porque en la realidad, los maestros solo se remiten a llenar de conocimientos en la mente de los estudiantes muchas veces, sin saber para qué les va a servir y cuándo van utilizar esos conocimientos en su vida cotidiana; siempre enmarcados en una pedagogía foránea que solo responde a otra realidad occidental e imperial, de carácter conductista, impositiva, individualista, memorístico, creo y que estamos seguros, que en las prácticas educativas, no se toma en cuenta, los saberes ancestrales de nuestros pueblos, que son muy ricos en su esencia como: la práctica del Ayni, la Minka, el choco, el trueque, Achocalla, bioindicadores, la observación del cosmos como la chacana, nuestra artesanía, el cuidado de los cultivos y de los animales, el uso de las plantas medicinales, nuestra vestimenta como es el poncho, almilla, la repostería, y nuestra lengua como el aymara, quechua, uru chipaya y otros, en esta coyuntura quiero hacer mención lo que dice el pedagogo Enrique Dussel (p.11).

La Pedagógica latinoamericana no debe confundírsela con la pedagogía, que esta última es la ciencia de la enseñanza o aprendizaje. La pedagógica, en cambio, es la parte de la filosofía que piensa la relación cara a cara, del padre- hijo, maestro- discípulo, médico-enfermo, filósofo-no filósofo, político-ciudadano, etc., esta dependencia cultural practicado hasta hoy en educación, nos debe llamar a una profunda reflexión a todo los educadores porque claramente de vislumbra, de que hay urgente necesidad de re significar nuestra práctica pedagógica que responda a la realidad sociocultural, porque los estudiantes necesitan ser formados, a partir de sus propios saberes y conocimientos ancestrales y con la práctica de valores comunitarios y respeto a los derechos humanos, donde la pedagogía latinoamericana toma como ejemplo de Dussel (p.9). La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca un derecho a exteriorizar ese pensamiento propio, por tanto es obvia la práctica de una epistemología basada en la ecología de los saberes de nuestro contexto.

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