Sábado 17 de enero de 2015
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El anhelo general de toda persona es tener un trabajo fijo con remuneración o salario justo, sobre todo equitativo y satisfactorio que permita a la familia una existencia con seguridad y dignidad, como lo establece la Constitución Política del Estado y como lo mandan las leyes superiores de la Divina Providencia.
Este hecho de naturaleza elemental es la razón de la existencia humana y resulta que entre el colectivo ciudadano surgen líderes que asumen de manera responsable la conducción de los diferentes conglomerados sociales, tratando de cumplir el mandato de las mayorías pero ejerciendo poder desde el esquema minoritario que otorga la gobernabilidad.
Aquí se marca el inicio y fin de un círculo que encierra a un complejo estamento social con diversidad de tendencias, también de afinidades para encontrar las coincidencias que permitan establecer un Estado de la mayor unidad posible en los fines de favorecer al principal núcleo de la sociedad que es la familia, sustentada en una economía viable.
Políticamente se habla de una sólida economía nacional respaldada en las cuentas de una reserva monetaria sin precedentes en los últimos años, con inquietantes perspectivas en función al juego que ejercen las potencias industriales, manejando a su arbitrio los precios en la compra de las materias primas que utilizan para sostener su competitiva producción, mientras en el país se deben asumir medidas de contingencia y enfrentar ese movimiento que altera el ciclo productivo de los países en vías de desarrollo.
Fuente: LA PATRIA
