Este tema del contrabando obliga a una serie de análisis sobre su poderosa influencia en la economía nacional, pero particularmente en la de ciertas zonas del país donde su desenvolvimiento tiene mayor connotación, quizás por la proximidad con áreas fronterizas o posiblemente por una necesidad de la economía social de un determinado departamento.
Para ser más explícitos por ejemplo en el caso de Oruro se menciona el activo comercio como parte de la vida económica del departamento y se presenta desde hace tiempo como un fenómeno especial ante la incoherencia del Poder Ejecutivo que no atina a reactivar la actividad minera como principal factor en la generación de ingresos para encarar el desarrollo sostenido departamental.
Debido a ese hecho principal, carencia de recursos, con una Prefectura que hasta se dio el lujo de “rechazar ingresos” indudablemente de algo tiene que vivir la familia orureña y la actividad comercial es una buena opción aunque tiene sus puntos en contra como el desmedido crecimiento del contrabando, la millonaria evasión impositiva, la vigencia de fuentes de empleo coyunturales y la postergación de los verdaderos planes del crecimiento sostenible.
Mientras no se impulse decididamente la actividad minera, garantizando todas las inversiones que puedan captarse para la exploración, explotación y exportación de nuestros minerales, seguiremos dependiendo del contrabando como comercio activo, para beneficio efímero – pero seguro – de un gigante conglomerado social.
Esa actividad que satura nuestros mercados, ferias y otro tipo de negocios instalados en modernos establecimientos, no tributa y si lo hace es en muy baja escala por tanto sus réditos son reducidos para el Tesoro Departamental aunque las utilidades enriquecen ilícitamente a centenares de mayoristas del contrabando y miles de comerciantes informales.
El asunto adquiere otra connotación particular cuando además se denuncia que en muchos casos de productos nacionales, especialmente el gas licuado, salen de nuestras fronteras vendiéndose a precios especulativos en poblaciones fronterizas del Perú y Chile, mientras en el plano local escasea el GLP que obliga a las amas de casa y ciudadanos a largas colas por una garrafa.
Pero hay más, como el caso del azúcar, arroz, y otros productos nacionales que salen vía contrabando a poblaciones fronterizas vendiéndose con muchas ventajas, mientras en nuestros mercados esos abarrotes de primera necesidad escasean y ponen en conflicto de abasto, especialmente a familias humildes.
Hay un claro desajuste en el control efectivo en nuestras fronteras, tanto así que el contrabando de ida y vuelta sale y llega a los destinos fijados sin mayor obstáculo en su tránsito fronterizo, permitiendo el crecimiento del comercio ilegal que se fortalece diariamente con el enriquecimiento desmedido de los capitalistas irregulares que se ufanan en mostrar sus ganancias luciendo casas y movilidades de lujo, mientras la población está esperando políticas que aseguren fuentes de empleo, políticas productivas serias y medidas de control efectivo en las fronteras, para eliminar el contrabando round trip.
Fuente: LA PATRIA
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