Inspiraciones para una cultura de paz, amistad y buen trato
13 ene 2015
Alfredo Gutiérrez Urzagaste
Todos deseamos vivir en una familia, en un grupo, en una institución, en una sociedad donde reine la paz, amistad y buen trato. Es un privilegio encontrar una persona, un grupo una institución que pese a las circunstancias vive y contagia su paz, su amistad y su buen trato. Quiero invitarte para que juntos nos inspiremos el imaginario de una cultura de paz, amistad y buen trato, con las premisas de: "se gana más si somos amigos que enemigos", "se vive mejor en paz que en guerra", "se crece mejor en paz, amistad y buen trato".
La cultura es ese constructo tangible e intangible que nos identifica que creamos todos diariamente, con nuestra forma de pensar, de ser, de hacer de decidir, y que se convierte como un subconsciente colectivo que actúa y se hace presente en sus habitantes en su pensar, sentir y hacer. La cultura es ese imaginario y escenario donde interactuamos, que influye y condiciona notablemente nuestra forma de vivir, nuestro desarrollo como personas, y nuestra forma de interactuar con la naturaleza y el cosmos.
Las culturas surgen en los grupos, en las comunidades, en las naciones. Emerge de la sociedad e influye en el grupo social. Si hay cambios en el ser, pensar, en el hacer de un grupo, hay repercusiones en el universo de la cultura, como si fuera una gota que cae en un vaso de agua alterando su conjunto, pero si no vuelve a caer otra gota, el vaso de agua vuelve a su quietud; y si la gota de agua es persistente y continua, termina influyendo en su estructura.
Las empresas grandes que han tenido continuidad y evolución en el tiempo como Walt Disney, Sony, Toyota, Daewoo y muchos más, se han preocupado en consolidar una cultura institucional que constituya la imagen y el subconsciente de la institución, que esté presente en todos y en cada uno de sus actos y productos: valores y actitudes (ser), formas de aprender (conocer), hábitos y prácticas (hacer) y principios para resolver problemas y conflictos (decidir).
De la misma manera en las familias felices y exitosas, se observa en sus componentes y en sus actividades, valores, hábitos, prácticas y formas peculiares de relacionarse consigo mismo y con los demás. Entonces, podríamos hablar de una cultura familiar.
Todos queremos que nuestros seres queridos tengan éxito y felicidad. Pero para ello es necesario consolidar valores, actitudes, formas de aprender, hábitos, prácticas y principios que estén presentes en todos y en cada uno de los actos y productos. Estamos insinuando en legarles una cultura de paz, amistad y buen trato, cuyo fundamento esté en las cosas sencillas, en el mirar en el escuchar, en el tolerar, en el respetar, en el tratar, en el sonreír. Qué lindo es cuando alguien te espera, te escucha o te atiende con una sonrisa, con humildad y llena de paz, francamente te roba el corazón.
Empecemos primero a ser amigos, cada uno, amigo de sí mismo. Ninguna fuente de agua da a beber, si no tiene previamente la esencia, "el agua primordial" que se va a beber. Entonces, para ser buen amigo de los demás, primero tenemos que ser un buen amigo de nosotros mismos, siendo honestos, sinceros, leales, amables, solidarios, amorosos y humildes con nosotros mismos. Y desarrollemos las actitudes, principios, hábitos y prácticas para lograrlo. Lo demás vendrá por añadidura, repercutiremos en los demás, como la gota de agua que cae en el vaso.
A continuación desplegaremos algunos beneficios de construir una cultura de, paz, amistad y, buen trato en nosotros y en los grupos donde interactuamos.
Tener buenos amigos anima el alma, el cerebro y el corazón, estimula sustancias hormonales que favorecen el bienestar y la relajación. Un profundo sentimiento de paz y amistad, segrega sustancias bioquímicas, que movilizan zonas cerebrales infrautilizadas benefactoras para la salud mental y física
El apoyo emocional que conlleva la persistente paz, amistad y alegría fortalece el sistema inmunológico y nos hace física y mental más resistente. La paz, amistad y buen trato ayudan a levantar el ánimo, llena los vacíos emocionales, levanta el autoestima, ¡escúchalo!, lo dice la ciencia.
Las personas reaccionamos ante las circunstancias, con una cascada de secreciones bioquímicas que ayudan o perjudican la salud mental y física. Mientras más paz, amistad y buen trato tenemos, tendremos más posibilidad de tener una vida sana y alegre, una vida social de plenitud, y un aprendizaje de mayor calidad.
La persona que tiene más amistades verdaderas, tiene mejores posibilidades de triunfo, es diferente tener para compartir, que tener sólo para sobresalir. Se gana más si se hace un amigo, que si se hace un enemigo. La evidencia es muy simple, si te haces amigo y tratas bien a un perro te recibirá con cariño y mansedumbre; si te haces enemigo de él, te ladrará y procurará morder.
La paz en el alma, en la mente y en el corazón es la magia y el equilibrio. Allí los pensamientos se vuelven buenos, las emociones y pasiones se equilibran, trabajan mejor nuestras neuronas, nuestros músculos, favorece la concentración, y podemos escucharnos mejor a nosotros mismos y a los demás.
En la paz florece la vida y las virtudes. Construyamos un mundo de vida y de virtudes, a partir de nuestro pequeño mundo que es nuestra familia, nuestro grupo, nuestra oficina, nuestro taller. Construyamos una cultura de paz, amistad y buen trato, es fácil, es sencillo sólo es dar y dar, ¡vale la pena! Así lo dice el proverbio chino: "Si al morir, cuentas con cinco buenos amigos, significa que tuviste... una vida hermosa".
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