Resulta difícil pensar que estamos en los inicios del tercer milenio y aún subsisten en el mundo sistemas religiosos fundamentalistas que, al parecer, quedaron varados en algún oscuro vericueto de la historia, cuando permiten el asesinato, las lapidaciones, los azotes y otras formas de discriminación realmente absurdas, como aquellas que sufren las mujeres.
Todo lo anterior está ocurriendo en países de religión musulmana como Irán, país con el que mantenemos relaciones, pero al que nada podemos decirle en virtud del discutido y dudoso principio de “no intervención en asuntos internos”.
¿RELIGIÓN?
Entre las grandes religiones que rigen la espiritualidad del mundo del el islam tiene millones de adeptos, así como decenas de variaciones en cuanto a su concepción de Dios y de la doctrina. Por cierto algo similar ocurre con el cristianismo que también se halla subdividido en varias corrientes.
Lo llamativo de la religión musulmana es aquel enfoque excesivamente dogmático, en muchos aspectos, que a estas alturas del tercer milenio no ha cambiado ni ha reconsiderado muchas reglas. Entonces dada la modernidad en la que vivimos resulta paradójico el fundamentalismo que se practica en cada uno de los países del mundo islámico.
El que se decapite a rehenes secuestrados (especialmente periodistas extranjeros), el asesinato inmisericorde de escolares en Afganistán o Pakistán, la violación de mujeres y niñas yazidíes, el secuestro de niñas cristianas por Boko Haram en Nigeria, las lapidaciones de mujeres (supuestamente adúlteras) en Irán, etc., y todo a nombre de Alá, nos hace dudar de la religión musulmana.
Una religión no puede ser pretexto para dañar a los semejantes, una religión no puede imponerse con violencia. Entonces ¿qué clase de religión es?
FANATISMO
El último y terrible asesinato de varios miembros de la revista satírica francesa Charlie Hebdo ha dejado consternado al mundo, mostrándonos una vez más un fanatismo que raya en la irracionalidad paranoica por parte de algunos fieles musulmanes.
Lo extraño es que estos asesinos argumenten que son vengadores de Alá (nombre dado a Dios por el Islam). Se supone que el poder de Dios es infinito y muy grandioso, luego no necesita de simples mortales para ejercer venganza o justicia.
Lo ilógico es que hayan matado al grito de “Allah Akhbar” (Dios es grande). Por cierto que Dios es grande, todos así lo creemos. Pero esa grandeza divina ¿estará de acuerdo con la locura humana?, ¡justificará la bajeza humana?, ¿será tan cruel la grandiosidad de Alá?
Simplemente convengamos que ningún fanatismo irracional es de agrado de Dios, más al contrario la bondad del Supremo es infinita, como lo mostró su Hijo en aquel tiempo al desafiar a algunos fanáticos a que lanzaran la primera piedra… siempre que estuvieran libres de pecado.
EL COLMO
Ahora resulta que fundamentalistas fanáticos del Estado Islámico (IS) declaran “héroes” a los asesinos franceses. ¿Serán héroes para Dios? Claro que no; ¿acaso para Mahoma, el Profeta?, que al fin y al cabo, fue un mortal más como nosotros. Me atrevo a decir que tampoco, porque el profeta tuvo que haber sido un hombre diferente para merecer tal título.
LA ESPERANZA
Afortunadamente no todos los musulmanes del mundo están de acuerdo con este salvaje proceder. Entre 1.500 millones de musulmanes, ciertamente hay muchos millones de conscientes y pacíficos que ya se han pronunciado en contra de la barbarie. Los fundamentalistas también suman millones, no lo podemos negar. Solo es de esperar que Dios, ese Dios que, al parecer es el mismo en el que creemos cristianos, musulmanes y judíos, convierta el corazón de los radicales.
No perdamos pues, la esperanza, que es lo último que muere.
(*) Licenciado en Comunicación Social
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