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Domingo 11 de enero de 2015

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Revista Dominical

Don Jesús Céspedes: El gran artista autodidacta

11 ene 2015

Fuente: LA PATRIA

Johan Romero Rodríguez - Periodista

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En Oruro, todas las personas relacionadas con el arte, particularmente con las artes plásticas oyeron hablar de Don Jesús Céspedes, un gran artista que logró incursionar en el arte con gran recepción, después de una vida, donde le costó aceptar el enorme talento que tenía, por lo que a su avanzada edad tuvo que perfeccionar por cuenta propia su habilidad.

Fue su domicilio en la zona Sur de la ciudad de Oruro, donde abrió sus puertas y nos dejó ingresar a conocer un poco de su vida por demás interesante, por los sucesos que lo llevaron, después de consolidar su familia, a dedicarse a las artes plásticas.

“Es interesante la vida que uno pasa, yo por ejemplo no parto de un principio, nunca he soñado ser nada; mi papá decía, ‘tú vas a estudiar esto’, pero nunca me impusieron nada, yo no sabía qué podría ser”, así describe su indecisión por lo que lograría ser después de cumplir sus estudios colegiales.

Don Jesús, como se lo llama con cariño, nació en Capinota-Cochabamba, es ahí donde su habilidad no pasó desapercibida por su familia, particularmente por su padre, quien se jactaba de sus dotes con amigos y compadres en medio de algunas reuniones en su casa.

“La habilidad del dibujo, pienso que la tuve desde chico, porque mi papá siempre se alababa frente a sus compadres, en reuniones que había antes, ‘hay mi hijo qué lindo hace, que lindo dibuja, qué lindo pinta’, en reuniones donde tomaban, en reuniones que siempre se generan por todo y nada en Capinota”, recordó.

Ya radicando en la ciudad de Oruro, cuando cursaba los estudios secundarios, se acuerda que en el mismo colegio estaban grandes personalidades de las artes plásticas, por lo que se interesó más en el arte, pero se sentía un poco intimidado por la diferencia que existía con sus compañeros.

“Yo no di absoluta importancia a mi talento, inclusive en colegio, yo conocí a José ‘Pepe’ Luque Medina, además a Jorge Flores, que estaba un curso antes que yo. Entonces yo veía cómo dibujaba y para mí era una maravilla, porque yo no dibujaba igual, claro que me gustaba el dibujo, pero no tenía esa habilidad como Jorge o ‘Pepe’, por lo que me sentía indeciso” subrayó.

En colegio había dos profesoras, de quienes no se acuerda los nombres, pero recuerda que eran de las materias de lenguaje y ciencias sociales, quienes le repetían que se debía dedicar al arte, pero hubo un primo suyo que impulsó al padre de Don Jesús a que lo inscribiera al Instituto de Bellas Artes, donde duró únicamente tres meses.

“Me pusieron a Bellas Artes, y estaba en el instituto con Alberto Medina, Valerio Calles, entre otros maestros, toda una tanda de buenos artistas que estaban en el último curso y yo estaba en el preparatorio, y como eran mis amigos, yo me iba más al taller de ellos, pero el director me agarró y me dijo, ‘usted tiene mucha habilidad para el dibujo, por eso tú tienes que empezar desde lo básico, te veo una vez más y te expulso’ y justo me pilló, es que, yo qué iba a hacer con los principiantes”, rememoró entre sonrisas.

Cuando concluyeron sus estudios en Bellas Artes, los artistas plásticos Alberto Medina y Magda Arguedas, habilitaron un taller abierto para los interesados donde Don Jesús estuvo inscrito por dos meses, pero sus ansias de “volar” pudieron más que su paciencia.

“Pasó el tiempo, entré a Derecho, no me gustó, entré a Economía y ahí me caso, pero mi papi preocupado por ello me preguntó: ‘¿de qué vas a vivir?’, entonces yo ya le decía, yo soy artista, voy a surgir y abrí un taller de serigrafía, me acuerdo que el primer taller que abrió (en Oruro) fue Miralles (Antonio), mi amigo y yo querìamos aprender serigrafía y cuando salió me hacía hacer sólo dibujos, pero vino un muchacho de La Paz llegó y me enseñó”, se acordó.

Con una esposa y familia en camino, se tuvo que dedicar al negocio, pero nunca dejó la afición por las artes plásticas. Nacieron cuatro hijos y después de vivir una vida feliz con su pareja, ella fallece y deja a Don Jesús con sus cuatro vástagos, pero ya dos en universidad y dos en colegio, la tarea no fue difícil.

Dedicado a la serigrafía era bastante cotizado y tiene el orgullo de haber trabajado para grandes instituciones de Oruro.

“Tengo el orgullo que gracias a mi taller de serigrafía, yo puedo decir que yo diseñé el logotipo del colegio “Juan Misael Saracho” y del Anglo Americano, además de varias escuelitas”, dijo.

Uno de sus hijos salió de profesión arquitecto y fue él quien lo lleva a la ciudad de Cochabamba, donde gracias a una de sus sobrinas, también artista plástica empieza a rodearse con grandes exponentes de la pintura nacional, por lo que decide volver a Oruro y dedicarse de pleno a su talento que hizo dormir por varias décadas.

“Ella me llevaba a exposiciones, reuniones, inauguraciones y me presentaba como artista, pero yo no me consideraba artista, creo que hasta ahora no me considero, pero el resultado es que al ver todo eso me encantó y entonces dije ‘yo me dedico’ y con el apoyo de mi sobrina me vine aquí, porque añoraba a mi Oruro, estuve tres años en Cochabamba”, recordó.

Puso de adorno sus pinturas en su oficina de Bienes Raíces en la calle Ayacucho y fue la suerte que pasó el artista plástico Gonzalo Cardozo, al ver sus obras le invitó a ser parte de la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP), y a partir de ese momento se convirtió en pieza fundamental para lograr el ahora conocido salón “Valerio Calles”.

“Yo no los conocía, pero el resultado es que como necesitaban gente para que la Prefectura les dé este espacio, vienen varios artistas y utilizaron mis cuadros para una exposición colectiva, de esta manera me llevaron y fundamos la ABAP, salimos electos y me posesionaron como secretario de actas y llamaron a una exposición donde todos teníamos que traer sus cuadros y cuando llegué ahí, vi los cuadros de todos los artistas y me quedé maravillado, yo no quería exponer pero algunos artistas alagaron mi trabajo, por lo que me sentí más tranquilo”, se acordó.

Exponiendo con artistas de la talla de Freddy García Funaro y el maestro Jaime Calizaya, fue cuando decide capacitarse y empezó a leer libros de arte y mejorar su talento, recuerda con agrado una conversación con el ya extinto maestro Gustavo Lara, quien le recomendó continuar únicamente con el dibujo, consejo que lo adoptó y le sirve para ser reconocido a nivel nacional por su estilo.

“Gustavo Lara me agarró y me dijo: ‘tú tienes un talento bárbaro para el dibujo, tú no te dediques al óleo ni nada, tú al dibujo y de por sí vas a lograr otras técnicas, el dibujo es la base de todo’ y como que, seguí con el dibujo y hasta ahora mis cuadros son puro dibujo y me gustó para poner un poco de color el pastel”, subrayó.

Claro que ahora, él se da cuenta lo que muchos no quieren aceptar, que del arte no se puede vivir en Bolivia, pero es una satisfacción continuar en lo que uno se siente tranquilo.

“Sabía yo que del arte no se vive, entonces ha sido un hobbie, pero cuando entré a la presidencia de la ABAP el 2003, 2004, he tenido que dejar mi negocio y dedicarme de pleno a la asociación y me he dedicado a trabajar y trabajar (en el arte), ahora estoy feliz, porque me la paso en lo que me gusta todo el tiempo”, aseguró.

Fuente: LA PATRIA
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