Las relaciones con el Perú – diplomáticas- no han sido alteradas en la más mínima proporción, pero tampoco están plenamente “saludables” pues hay algo que no ajusta ese vínculo de países hermanos y está mereciendo una acción particular por parte de nuestro gobierno para limar algunas asperezas y pulir los puntos de contacto que afirmen nuestras relaciones.
Implícitamente el tema marítimo que es preocupación prioritaria de nuestro gobierno en materia de relaciones externas y que ha sido planteado a la instancia superior de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, tiene que ver con Chile y ese hecho, aunque se pretenda negarlo, tiene una relación “indirecta” con el Perú.
Pero más allá de esa situación que ya tuvo una opinión oficial del representante diplomático peruano, al aclarar que “la gestión boliviana ante la CIJ no tiene nada que ver con el Tratado de 1904” causó revuelo en esferas del ámbito político chileno, en el que hay excesiva susceptibilidad por las gestiones que mantiene Bolivia en el alto tribunal internacional.
Al margen de ese tema, aún está en controversia una posición definitoria del Perú en torno a su proyecto del tren bioceánico que partiendo en territorio de Brasil en el océano Atlántico ,llegaría al puerto peruano de Ilo, en el océano Pacífico, pero sin pasar por Bolivia, situación que despertó lógica preocupación en los niveles gubernamentales bolivianos, tomando en cuenta que la idea inicial sobre el corredor ferroviario bioceánico corresponde a Bolivia y toma como puntos importantes los mismos de origen y destino en puertos de los dos océanos, pero atravesando gran parte del territorio boliviano.
Como se trata de un megaproyecto estratégico y con fines de integración internacional, Bolivia ha replanteado su proyecto mostrando ventajas que debe tomar en cuenta Perú, pues se abaratará el costo de la construcción ferroviaria, pero además permitirá incluir a más países en tal corredor, caso del Paraguay y Argentina a través de una hidrovía que ampliará los fines comerciales de importaciones y exportaciones, en gran parte de la región sudamericana.
Bolivia alienta por razones obvias la transferencia de operaciones portuarias que actualmente se realizan en Arica e Iquique (Chile), al puerto de Ilo (Perú) donde además se espera la instalación del puerto Boliviamar, utilizando la concesión peruana que tendrá duración de 99 años y permitirá a Bolivia tener un acceso al océano Pacífico.
Este asunto del puerto de Ilo y el espacio destinado para infraestructura boliviana que nos permita operaciones comerciales y movimiento de carga, está demorando más de lo previsto en la confirmación del Congreso peruano para su homologación y aplicación efectiva. Sobre el tema parece que no se trató nada en la reunión de diciembre pasado entre los mandatarios Morales y Humala, pues el caso sigue pendiente en la agenda legislativa del vecino país.
Los embajadores bolivianos han recibido un instructivo especial de parte del Primer Mandatario para promover las ventajas que tiene el proyecto boliviano del ferrocarril bioceánico, fundamentalmente se trabajará con la diplomacia peruana, la más interesada en examinar los beneficios del proyecto boliviano para unir Santos de Brasil con Ilo del Perú, con un corredor ferroviario de 3.500 y no 4.700 kilómetros y un costo de 7.500 millones de dólares y no de 35.000 millones de dólares, que consigna el proyecto peruano. La cuestión está en convencer al Perú sobre ventajas y beneficios, pero cuanto antes mejor.
Fuente: LA PATRIA
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