Como está enterada la opinión pública la venta del Seguro Obligatorio contra Accidentes de Tránsito, el SOAT ha sido adjudicado a una sola empresa de seguros denominada Alianza, la que comenzó la venta de la roseta con una serie de dificultades, sin poder cubrir la inicial demanda de miles de propietarios de vehículos de servicio público y particulares.
Cuando se emitió la convocatoria pública en noviembre de la pasada gestión se presentaron más de tres empresas aseguradoras que no pudieron entrar en el negocio según se explicó por “problemas técnico financieros”, que no pudieron ser probados fehacientemente, pero que de igual modo salieron de la etapa calificadora, disponiéndose que solo una se haga cargo de la venta nacional del SOAT.
La medida fue calificada de arbitraria especialmente por el sector del transporte público, como también por los propietarios de movilidades particulares, advirtiendo que se trataba de una acción que perjudicaría a los adquirientes del seguro, vislumbrándose precisamente una sobrecarga de actividad para una sola aseguradora, que entre otras cosas se encontraba en disposición de fijar precios del seguro, sin competencia alguna, lo que igualmente descalificaba la oportunidad de propietarios de movilidades de buscar la mejor oferta en el mercado competitivo del seguro obligatorio.
El hecho es que además se anula la opción electiva de la ciudadanía de buscar un “seguro contra accidentes” en una compañía de su confianza, por diferentes circunstancias, como seguridad, prestigio, responsabilidad, calidad de servicio y otras instancias que pesan entre una masiva clientela ahora obligada a recurrir a la única que tiene la exclusividad de venta del SOAT.
Las observaciones que presentaron de manera oficial los dirigentes del transporte, así como las advertencias de otras compañías aseguradoras inclusive con mayor experiencia en la venta de seguros automotores, señalaban las dificultades que se presentarían para una sola empresa que deberá vender más de 1.200.000 rosetas de SOAT en el país, en un periodo relativamente corto.
Las conjeturas se convirtieron en realidad, pues a poco de iniciada esa venta, sin competencia alguna, como no sucedió en años anteriores, comenzó el proceso de formar filas en contados puestos habilitados por la compañía, lo que fue la primera molestia para los compradores.
El segundo problema y sumamente perjudicial fue la falta de rosetas para entregar a los clientes a tiempo de emitir el certificado de seguro, hecho que demuestra la total imprevisión de la “aseguradora” que increíblemente no tenía la provisión correcta de ese material, mostrando que transportistas y conductores particulares tenían toda la razón, al señalar que la venta exclusiva significaría una desmesurada responsabilidad para una empresa que en años anteriores fue parte de la comercialización abierta del SOAT, pero no en la proporción de copar todo el mercado que este año se le entregó en bandeja.
No se puede admitir disculpas sobre las fallas que se han producido y que ocasionaron las primeras molestias a centenares de clientes, cansados de hacer filas por todo y por nada, refiriéndose a la pérdida de tiempo por ejemplo en el pago a un banco para la revisión técnica y otra larga espera para concretar el chequeo vehicular. De inmediato y por imprevisión de la aseguradora ahora también deben hacer fila y perder más tiempo para comprar el SOAT.
Lo importante de esta experiencia monopólica en la venta de un seguro para el sistema de transporte es que no tenga dificultades cuando la única vendedora del SOAT deba cubrir los gastos de accidentes con la premura que ese trámite debe ser atendido, sin causar perjuicios o situaciones de riesgo para afectados de circunstanciales hechos de tránsito.
Fuente: LA PATRIA
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