Los secretos de la mente y la capacidad de aprender

En mi vida de docente observé en los estudiantes diferentes capacidades de aprendizaje. Algunos destacan en la lectura comprensiva: leen rápido, comprenden en una sola lectura, tienen buen análisis, relacionan los conceptos y sintetizan en forma efectiva. Esta es una capacidad de aprendizaje que tiene muchos beneficios no solo en el desempeño, sino en el desarrollo de las conexiones neuronales y las estructuras cognitivas. Existen otros estudiantes que cuando el aprendizaje es a través de observar y escuchar, al docente, expositor o un video, tienen excelente participación en el aula: preguntan, comentan, sacan conclusiones. Estos estudiantes aprovechan mejor las cuatro o más horas de clases. Hay otro grupo de estudiantes que destacan cuando experimentan algo, cuando hacen algo, estos tienen capacidad de aprendizaje de la experiencia. Esta capacidad de aprendizaje es un elemento sustancial para el éxito, para un estudiante, para el desempeño laboral o para ser líder en cualquier campo.

Conocemos algo, de cómo aprende nuestro cerebro, por los descubrimientos que hace la neurociencia. Pero la mente, es mucho más que el cerebro, la mente es el vehículo para llegar a la conciencia. Por eso cuando hablamos de la mente no solo nos referimos al cerebro y sus funciones cognitivas. Sino al vehículo o plano que nos conecta con la conciencia. Pero para propósitos didácticos hablaremos de la mente y la capacidad de aprendizaje de la experiencia, en términos lógicos y no metafísicos.

Para nadie es desconocido que vivimos en un mundo de permanentes cambios y mucha información. La velocidad de los cambios y la información son cada vez mayores y la mayoría de nosotros no tenemos los medios para alcanzarlos. Esos medios están relacionados con la capacidad de aprendizaje.

Se puede contar con un gran conocimiento técnico y específico y tener habilidades para conectarse con las personas, así como para entender la tecnología, pero si no se tiene la capacidad de aprendizaje necesario, quizá nos quedemos a ser espectadores y críticos, pero no actores del mundo que vivimos. La capacidad de aprender de la experiencia, evolutiva y creativa es la que nos permite salir de espectadores, ser actores, avanzar en el camino y ser líderes.

En pocas palabras, la capacidad de aprendizaje de la experiencia evolutiva y creativa es la agilidad, voluntad y capacidad de una persona para aprender de la experiencia, captar nuevas ideas y luego aplicar estas lecciones y conocimientos para tener éxito y ser líder en las nuevas situaciones.

Las personas que tienen desarrollada la capacidad de aprendizaje de la experiencia, se convierten en líderes intelectuales, líderes políticos, líderes religiosos, líderes en las organizaciones sociales.

Son aquellos que buscan continuamente nuevos retos, recaban información directamente, reflexionan y logran un trabajo hecho ingeniosamente.

Ellos ven los patrones que se da en la experiencia, encuentran diferencias, hacen conexiones que otros pasan por alto. Experimentan nuevas situaciones, tienen aciertos, cometen errores, pero sobre todo aprenden para no volver a cometerlos. Así, la habilidad de aprendizaje de la experiencia es hoy un indicador vital de talento de alto potencial.

La condición mental de las personas de alta capacidad de aprendizaje de la experiencia es: la paz, serenidad, concentración, actitud de escucha, disposición a aprender, disposición a encontrar nuevas ideas, salir del confort, identificar los riesgos, mostrar flexibilidad, aceptar el error como un modo de aprendizaje de nuevas competencias.

El desarrollo de esta capacidad evolutiva y creativa requiere del estado de una mente similar a la de un niño, que adopte un estado de no saber, sin ideas, ni conclusiones previas. Las personas mayores pensamos que lo sabemos todo y fácilmente sacamos conclusiones previas. Y esto limita nuestra capacidad de ver y comprender la realidad. Vemos las cosas con los mismos patrones, sin cambios, y nos lleva a repetir las mismas cosas y a sacar las mismas conclusiones, nos sumerge en un confort. Debemos actuar como un niño, ante sus ojos todo es nuevo, se asombra, observa, con ánimo de entender y experimentar.

A las personas mayores nos da miedo que los demás piensen que no sabemos, nos da temor el juicio de los demás. Esa emoción de temor, incomodidad, inseguridad influye en nuestra actitud de aprendizaje. Un estado de la mente de no saber, predispone nuestros sentidos a captar lo nuevo, como quien viaja al extranjero por primera vez, con curiosidad, con asombro y ojos nuevos. "El vaso vacío y limpio tiene mayor capacidad de recibir lo nuevo". Pero no es suficiente tratar de captar el mayor aprendizaje puro, el reto está en encontrar nuevas ideas y hacerlo evolucionar, como una semilla evoluciona hasta alcanzar a ser árbol y dar frutos.

Esto no quiere decir que la experiencia pasada no sea útil, ¡es útil y necesaria para el aprendizaje y la evolución!, pero así como la semilla evoluciona se hace planta, da fruto, da nuevas semillas. Y en cada nueva semilla queda un pasado latente, que crecerá en un nuevo contexto, en nuevas circunstancias. Algunas de ellas crecerán para sobrevivir, otras se transformarán para evolucionar creativamente y mejorar su especie. Así son las experiencias, son un presente que se vuelven pasado, pero que requieren nacer de nuevo para seguir evolucionando creativamente.

Entonces, la capacidad de aprendizaje evolutiva y creativa, no solo es condición para la asimilación de las materias de estudio, sino en general es preparación del hombre para la Vida, comprometido con la evolución divina, y creativo para construir un mundo mejor. El hombre que tiene esta capacidad de aprendizaje no necesita preocuparse por su futuro porque sabe que en cualquier circunstancia u oficio que desempeñe, siempre será líder en lo que hace.