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Domingo 04 de enero de 2015

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Cultural El Duende

Hilda Mundy

04 ene 2015

Hilda Mundy (Laura Villanueva Rocabado). Oruro, 1912 – La Paz, 1982. Escritora, poeta, feminista y periodista. Fundó el semanario ‘Dun  Dun’, de corte humorístico. Fue columnista en los periódicos orureños La Patria y La Mañana. Ha publicado los libros “Pirotecnia” (1936) y “Cosas de fondo: impresiones de la Guerra del Chaco y otros escritos” (1989). Los textos que aparecen a continuación forman parte de “Pirotecnia” - “Colección de Antaño”, publicado por la Editorial La Mariposa Mundial - 2004.

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Uno

“Calla doña raposa, don león, don caballo. Avanza doña grúa, don cilindro, don émbolo” dijo Basterra en un lenguaje de atavíos novísimos.

Debió diseñar mayúsculas y personalizar la representación del hierro en sus formas: Grúa-Cilindro-Émbolo, cual si constituyesen personajes de la S. A. de la moderna urbe.

Escenografía 936: Red de alambres telefónicos. Fábricas, Casetas de telegrafía, merecen más reverencia que campos bucólicos con vacas, patos y lombrices.}

El último estilo neorítmico que canta a la máquina, como plumero pelilargo barre todo lo sentimental, lo roído de las delicadezas de la moda vieja.

Atentado mayúsculo: Cocer metáforas de baja presión ante la luna vulgar que tatúan los gatos nocharniegos sobre las tejerías.

Además –¿habéis pensado que el ruido de los motores y las usinas hacen menos fúnebre los cementerios.

Aún la misma muerte –supongamos una carbonización por alta corriente– ya no es de aparatosas fórmulas…

Un guiño… y a una velocidad de 300 kilómetros por hora un alma que vuela al cielo a horcajadas en el vapor de la fuerza eléctrica.

Dos

¡Qué bella es la vida en un semi delirio de coctel y jazz!

Raza de Color: Hijos gemelos engendrados en Norte América.

Coctel: Quinta destilación de uva. Gotas de limón (flora).

Jazz: Hombre moro que sopla el saxofón (fauna).

Saxofón: Boquillera musical insuperable por donde se aspira notas (gea).

Triángulo. Esencia trebólica de la naturaleza en las postrimerías del siglo XX.

Medias velo. Epidermis fina –por mujeres.

Zapatos Walk-over. Sortijas de brillantes –por hombres.

Con Coctel y jazz se pierde el orden cronológico del tiempo.

Cuando se oye saxofón es epiléptica la inquietud del ritmo. Hay un deseo de escanciar la última gota de ilusión-aperitivo a los pasos del baile, para marcar al final un martilleo armónico.

La transición cortada de los platillos hacen canales en los movimientos y los pies danzarines tejen figuras que multiplican los casilleros del parquet.

Mientras el coctel baila un blue lento y entreverado con el ácido málico del postre de restaurant.

Frase para un análisis: Satán es bello porque baila en jazz infernal y se opila con coctels de fuego.

Tres

Para sentir con intensidad plena la vida de ciudad, hay que fugarse de los límites lógicos y de lo pre-establecido, remozando la sensibilidad con “flejes” nuevos.

Pensad que los suicidios se originan por un alto porcentaje de aburrimiento, que hay que evitar “aseptizando” de modo conveniente… es espíritu.

Cuando el hastío quiere sobornarme, al punto me invisto de particularísimas funciones.

Me siento imaginariamente:

Inspector oficial de los viandantes.

Artista delicado de las canchas de foot-ball.

Contralor asiduo de los flirts perrunos.

Visados de residuos.

Representante de las alcantarillas.

Y a renglón seguido, el cansancio huye, revolucionado, sobrecogido de espanto como un “monago” en deserción de amor…

Cuatro

Como un juego de entretelas grises la ciudad a “Buenas Tardes” sacándose el sombrero.

Saludo de las 6 a 6 y media p.m.

Media hora que lánguidamente sandunguea por el pasaje del día y la noche.

Duda en los globos eléctricos acerca de si deben inflamarle las entrañas.

Fracción decimal de tiempo en que el gracioso pelele oculto tras los hábitos caseros, se siente atraído por la calle, el automóvil, el amor, los platos fritos.

Somos los hombres del crepúsculo, no en el sentido de “El Nocturno de las Edades” sino por la tradición malsana que ejerce sobre nosotros, la tarde diluida entre las sombras.

6 pm. Y la calle es una coqueta subyugante.

Sea para admirar el difumino del cielo, las ojeras de una tigresa solitaria o los carros que tienen algo de desierto en su giba de dromedario.

(Una voz dice que estos “autos” se hallan frávidos. Por una aberración fisiológica, dan al mundo los motociclos, como recuerdos palpables de amores con bicicletas de alquiler).

Y en el decurso de esta media circunferencia de reloj, hay suspiros de pasión en las chimeneas por los pitones snobs y besos de distancia de los postes con las torretas telefónicas.

Toda una palpitación de vida y amor en los congostos ciudadanos.

Hora de saludo: 6 a 6 y media p.m.

Cinco

A las tres de la tarde, las vías se visten de un medio aburrimiento.

Las personas que caminan bajo la canícula del sol, hacen la apariencia de figurillas de terracota, sorprendidas por el artífice, en la inmovilidad de diferentes poses, unas artísticas y otras nada artísticas.

Quien va al buzón a echar unas cartas… quien va al almacén a comprar fósforos… quien va al despacho plagado de penumbras tiene un aire de cansancio…

Parece que llevan el prólogo de la noche que van a dormir y que encontrarán voluptuosidad al entornar los ojos.

Todos los caminantes llevan la obsesión del CHAISE LONGUE y parece que piensan.

“Si a la vuelta de esta esquina, si bajo aquel arbolillo, si detrás de este enrejado, hubiese un chaise longue para la siesta”.

Mientras estos cómodos muebles de la pereza se solazan en la media sombra de los gabinetes, sin saber siquiera que son obsesión de los cansados de las tres de la tarde.

Seis

Los esposos elegantes, en el teatro, en la confitería, en el stadium, llevando del brazo a la esposa ataviada y bella, tienen algo de empresarios “desgalichados”, en la cargosa faena de la exhibición…

Palpita en ellos una remota aproximación de los que el hombre tiene de exhibicionista de fenómenos…

Generalmente tienen el paso mesurado, de remolque, de notoriedad acentuada, de Sargento de Escuadra conduciéndose en un desfile patriótico.

Y las mujeres, al ser guiadas en esta forma de protección, ante el público y también de orgullo de posesión, se sienten muñecas guarecidas, febles, bellas, niñas grandes…

Divertidísimo.

Cuando hay ya turba de chiquillos por delante, ELLOS traspasan el cincuenta por ciento de su calidad de exhibicionistas a ELLAS.

Entonces:

Ambos esposos con aire aplacador y sosegado, se convierten en soberbios empresarios de sus pequeños monigotes…

Para tus amigos: