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Domingo 04 de enero de 2015

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Cultural El Duende

El Ave Fénix

04 ene 2015

Margarita Candón

Margarita Candón *

Decir que una persona es como el Ave Fénix, que renace de sus cenizas, es una expresión que se utiliza para distinguir a la persona que, a pesar de haberse hallado en una situación desfavorable, logra con su esfuerzo salir de la misma y alcanzar grandes metas.

Su origen se halla en la mítica historia del Ave Fénix. Ave fabulosa, animal sagrado entre los egipcios, cuyo nombre de origen griego corresponde al egipcio “benu”. La primera cita que tenemos del Ave Fénix procede de Herodoto que, en el capítulo 73 del libro II, Los nueve libros de la Historia, dice refiriéndose a ella, entre otros animales que pueblan la región del Nilo: “Aún hay allí otra ave sagrada cuyo nombre es Fénix. Yo no la he visto sino en pintura. Raras son, en efecto, las veces que acude, cada quinientos años según dicen los de Heliópolis, y cuentan que viene cuando se muere el padre. Si se parece a su pintura, es del tamaño y figura siguiente: las plumas de las alas son parte doradas y parte carmesí; es muy parecida al águila en contorno y tamaño. Cuentan (cuento no creíble para mí) que ejecuta esta traza: parte desde Arabia y traslada al templo del Sol el cuerpo de su padre, conservado en mirra, y lo sepulta en el templo del Sol. Lo traslada así: forma ante todo un huevo de mirra, tan grande cuanto sea capaz de llevar, y luego prueba si puede cargarlo; hecha la prueba, lo vacía y mete a su padre; rellena con otra porción de mirra la concavidad en la que había puesto a su padre, hasta llegar, con el cadáver, al peso primitivo. Así conservado, lo lleva al templo del Sol en Egipto. He aquí lo que, según dicen, hace ese pájaro.”

Otro testimonio acerca del Ave Fénix es de Plinio, quien en su Historia Natural, libro X, capítulo 2, dice: “La India y la Etiopía producen pájaros de muy variados colores y tales que la pluma no acierta a describirlos; pero el más famoso es el que nace en Arabia y que, a no ser que sea pura fábula, es único en el mundo y no se le ve sino raras veces. Dícese que es del tamaño del águila y que el plumaje que le rodea el cuello brilla como el oro; por lo demás, es de color púrpura con cola azul entremezclada de plumas rosa, con crestas debajo del cuello y la cabeza adornada con un penacho.”

El primer escritor romano que hace referencia al Ave Fénix es Manilio, que asegura que nadie la ha visto comer, que en Arabia está consagrada al Sol y que vive quinientos sesenta años. En monumentos erigidos a comienzos de la XVIII dinastía egipcia aparece ya la figura del Ave Fénix, y en el Libro de los Muertos se habla de una cigüeña o garza, a la que llaman benu, que era uno de los símbolos sagrados, adorados en Heliópolis como símbolo del sol o alma de Ra. La fábula del resurgimiento de las cenizas del Ave Fénix es posterior y fue adoptada por los primeros Santos Padres de las Iglesias griega y latina como alegoría para explicar la Resurrección.

* Margarita Candón y Elena Bonnet en: “Diccionario de frases hechas

de la lengua castellana”.

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