Domingo 04 de enero de 2015
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Ya son incontables las evidencias que señalan que el proceso de debilitamiento y desgaste que sufre el “instrumento político”, como ha sido calificado el MAS por sus inventores, es cada vez más acelerado.
Desde la adquisición de esta sigla a su antiguo dueño David Añez Pedraza, exdiputado de Falange Socialista Boliviana, para que Evo Morales pudiese terciar en las elecciones municipales de 1999, hasta los últimos sufragios, fue irrefutable el ascenso triunfador de este partido empero, diversos factores han influido en la declinación de su estrella y hoy enfrenta una suerte de tropiezos que amenazan con cortar abruptamente su fulgurante carrera.
Sin pretensiones de clarividencia fueron muchos los analistas que presagiaron el inminente desgaste del “proceso” a partir de factores negativos que eran fáciles de prever como: la insostenibilidad económica de las bases que soportaron este modelo, al cesar la enorme subvención que recibió desde un inicio, del finado mi comandante venezolano y que se constituyó en una de las causas de la virtual quiebra de ese país. La caída de los precios de las materias primas y en especial del petróleo que, durante casi una década, inyectaron ingentes recursos a nuestra economía y que fueron alegremente dilapidados; el restablecimiento de relaciones entre Obama y los Castro que dejó sin argumentos a los afiebrados antiimperialistas y en la oprobiosa obligación de tener que revisar su posición frente a los EE.UU. con la DEA incluida, lo que disminuirá ostensiblemente los ingresos por concepto de la industrialización y exportación de la hoja sagrada.