Al finalizar el año 2014 y comenzar el nuevo 2015, las relaciones diplomáticas de Bolivia no tienen variantes significativas en lo que se refiere a su posición invariable de esperar el fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya (CIJ), en torno al planteamiento formulado para buscar una salida amistosa en el caso marítimo, en tanto en Chile la situación es diferente y sus altas autoridades deben responder a presiones de un entorno de alto nivel que tiene cuestionantes sobre las actitudes del nivel ejecutivo de La Moneda.
El expresidente chileno Eduardo Frei, se refirió públicamente a la campaña internacional que desarrolla Bolivia ante la CIJ y a la que responde Chile, aparentemente con planteamientos “errados”, según la apreciación del exmandatario que reconoce la posibilidad de que su país “pierda el litigio”.
La observación en boca del encargado de la ofensiva internacional de Chile frente a la estrategia boliviana, muestra la preocupación de ese gobierno y devela la existencia de serias desinteligencias en su alta diplomacia y en la posición de sus “radicales impulsores”.
Eduardo Frei valoró los resultados que tuvo hasta el momento la gestión de Bolivia a nivel internacional, se refirió inclusive a la declaración del Canciller peruano, cuando espontáneamente señaló que Bolivia “no toca el Tratado de 1904” en su demanda planteada en la CIJ, contrariamente a la campaña que sostiene Chile utilizando erróneos argumentos.
No todo pasa por ese hecho, resulta que también en el ámbito político de Chile hay reacciones que fluyen entre connotados líderes de oposición, como el excandidato a la presidencia de Chile, Marco Enríquez – Ominami, un prominente personaje en su país que postula “una cumbre entre Chile, Bolivia y Perú” para analizar el tema de la demanda marítima (boliviana).”
Según Enríquez – Ominami, planteará al más alto nivel el desarrollo de la reunión tripartita en algún lugar del territorio de cualquiera de los países, puede ser en Tacna (Perú), en Charaña (Bolivia) o en Arica (Chile), lo importante es que delegados de los tres países desmenucen la agenda marítima para encontrar puntos de avenencia que faciliten soluciones prácticas que no distancien a los protagonistas.
El político chileno tras subrayar la necesidad de encontrar una fórmula de arreglo al enclaustramiento boliviano, toma la base del Tratado de Lima de 1929. Esa sugerencia introduce un hecho importante en el asunto y es que de acuerdo al análisis de Enríquez Ominami, nada podrá hacer Chile sin la venia del Perú, recordando que el Tratado de Lima fue suscrito entre Chile y Perú, 40 años después de la guerra que dejó enclaustrada a Bolivia.
Por lo que se observa surgen algunos elementos esenciales en la delicada temática del reclamo boliviano y aunque hace tiempo atrás la diplomacia peruana descartó injerencia en el caso, ahora el político chileno le recuerda que “Chile puede tener la llave, pero el candado lo tiene Perú”, por lo tanto un avance negociador en un instante oportuno podría ser la cumbre tripartita.
Tal como planteó el líder del Partido Progresista de Chile, Enríquez Ominami, hay que tantear el futuro de la relación con Bolivia pues…”si las cosas siguen crispándose y el día de mañana Bolivia decide invertir en el puerto peruano de Ilo y dice no ocupo más los puertos chilenos, yo quiero saber qué hacemos con la ciudad de Arica”, reflejó el político chileno preocupado implícitamente también por el Puerto de Iquique. Bolivia espera que a través del diálogo pueda retomarse la agenda de 13 puntos.
Fuente: LA PATRIA
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