El nuevo aniversario de la Revolución Cubana, victoriosa al despertar 1959, es el primero en medio siglo con una perspectiva diferente porque las actuales relaciones con su vecino Estados Unidos abrirán las compuertas para un torrente de inversiones y de reformas económicas.
Cuba tiene la gran ventaja de tener dos líderes durante el Siglo XX que marcaron su desarrollo humano: el poeta y mártir José Martí, quien desde las trincheras escribía enciclopedias y consejos para los niños; y Fidel Castro, martiniano antes que marxista, que privilegió en su lucha y en su gobierno los presupuestos para educación y para salud.
La isla caribeña es la única república en el subcontinente latinoamericano que desde hace años puede informar al mundo que tiene la tarea lista pues las metas del Milenio del 2015 pues sus indicadores sociales muestran que gana a todos en atención al binomio madre niño, alfabetización, esperanza de vida.
Por otra parte, los cubanos tienen el sello gallego aún fresco y se destacan por su capacidad de hacer negocios y de levantar empresas con poco dinero y mucha inventiva. El exilio cubano en Miami así lo demuestra, pero también las fábricas de cubanos en Colombia, Venezuela, España.
Por ese contexto, es muy posible que la llegada de dinero fresco permita dar saltos enormes a la economía cubana. Los países con población educada, incluso a niveles superiores, y sana, y con tradición de emprendimientos, tienen mayores posibilidades de convertirse en potencias en poco tiempo.
Errores administrativos internos, una burocracia bucólica y pesada, pero sobre todo el bloqueo estadounidense limitaron el desarrollo económico de la isla. Ahora se abre una gran puerta y las primeras noticias presagian buenos augurios.
Es importante notar, como complemento, que Cuba logró en estos años relaciones privilegiadas con los países del Caribe y del continente pese a las amenazas bélicas del Imperio, ese “monstruo” que describió Martí a fines del Siglo XIX. Esa solidaridad latinoamericana y del Caribe anglosajón jugó un papel central para obligar a Washington a restablecer relaciones diplomáticas con La Habana.
Tampoco podemos ignorar que muchos dogmas socialistas han fracasado y que el ideal de igualdad tiene sus límites. Las habaneras son tan coquetas como todas las mujeres desde las egipcias, quieren cosméticos, vestidos de moda, ropa íntima de seda, perfumes. Los chiquillos quieren chocolates y celulares con full Internet. El consumismo fue feroz en países que pasaron del socialismo al capitalismo, incluso Rusia, olvidando a veces los más nobles ideales.
El tiempo dirá cómo combina todas las novedades la alegre y revolucionaria Cuba.
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