Sábado 27 de diciembre de 2014
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Al finalizar el azaroso transitar del año 2014, encontramos un sector minero –históricamente pujante– adormilado y con las barbas en remojo esperando que los buenos precios de los metales en el mercado internacional todavía se mantengan en márgenes que les permita prolongar la ilusión de crecimiento que acompañó al país en los últimos años.
Antes que evaluar la gestión, quiero trasmitir la sensación de desasosiego y de gusto agridulce que deja la performance de la industria, estancada en discursos y anuncios grandilocuentes pero con muy pocos resultados. La industria significó un valor exportable de algo más de $us 3.400 millones hasta octubre según datos del INE (RES. 2014_35) de los cuales casi $us 1.700 millones corresponden a la extracción de minerales y algo más de $us 1.700 millones al rubro que el INE llama Industria manufacturera, donde se agrupan –al margen de las exportaciones no tradicionales– la exportación de metálicos, joyería, amalgamas, desechos etc. En este enigmático grupo de exportaciones un solo ítem: oro metálico, tiene un valor de exportación de casi $us 1.200 millones y un aumento de valor de 339,85 % respecto de la gestión precedente, en un entorno donde casi todos los otros ítems (plata metálica, joyería, antimonio metálico y en óxidos, etc.) tienen disminución en valor respecto de la gestión 2013 y por efecto de los precios en descenso. Por tanto, la industria significa en cifras redondas, cerca de la cuarta parte del valor de las exportaciones totales del país ($us 11.113 millones hasta octubre) y el sector minero informal que controla las exportaciones de oro metálico la tercera parte de las exportaciones mineras y el 10% de las exportaciones totales del país ¿Qué tal? Lo único que creció en la gestión fue la informalidad en el sector minero pero, todos contentos.