La minería no está para discursos

Los trabajadores mineros del país, especialmente los que perciben sus salarios en el sector estatal, son los más realistas en torno a la situación del importante sector productor, considerando que la baja cotización de los minerales, de manera especial los que se extraen en minas de Comibol, están propiamente bajo la línea de equilibrio entre los costos de producción y la posibilidad de lograr mínimos beneficios.

La producción actualmente se ha reducido en el sector minero estatal, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) al cierre del mes de noviembre último, la exportación de estaño bajó de 32,5 millones de dólares a sólo 15,7 millones una caída mayor al 50 %. En lo que corresponde a la plata el descenso es menor, pero igualmente de 718.3 millones, bajó a 600,3 millones de dólares. Los dos datos son un referente claro de la crítica situación por la que está atravesando la minería del Estado.

Dadas las actuales condiciones se estima que Colquiri se “batirá” en la tarea productiva, pues su costo operacional es más flexible que en Huanuni, debido a menores gastos en materia salarial y otros costos menores en materiales de operación, pero lo importante es que la producción de Huanuni y Colquiri pueda cubrir la próxima demanda de concentrados que exigirá el horno Ausmelt de la fundición de Vinto.

La idea es conjurar la crisis con mayor producción, el hecho obliga a mayores inversiones y el Gobierno dispuso con urgencia un fideicomiso de 100 millones de dólares, exclusivamente para apoyar a las empresas mineras estatales, evitar su cierre y un lógico despido de trabajadores. Cómo se utilicen los recursos deberá ser una tarea muy delicada que realice la Comibol, tomando en cuenta las necesidades y obligaciones de sus empresas, de modo que el buen uso del fideicomiso no se escurra en los lavaderos mineros.

Las situaciones contradictorias que se presentan actualmente, aunque así no se quiera reconocer, se convierten en factores adversos a planes de expansión productiva, como lo que se perfilaba por ejemplo para Karachipampa, el famoso “elefante blanco” que comienza a caminar después de 30 años y lo hace con grandes tropezones técnicos pero además con un peligro latente en materia de provisión de concentrados, aunque la minera privada San Cristóbal cubrirá buena parte de la demanda de material.

El panorama no es menos alentador para el Complejo de Vinto, que asegura poner en marcha el horno Ausmelt en enero próximo, pero por supuesto con muy buenos augurios, los de año nuevo, pero con una realidad indiscutible que tiene que ver con la dotación suficiente de concentrados, en este caso en una gran parte proveniente de la minería estatal y la cooperativizada.

En el plano oficial hay cierto optimismo discursivo por conjurar la crisis de los precios, se habla de una coyuntura pasajera, hecho que para los mineros y empresarios experimentados no corre, pues hay que asumir la realidad y actuar con responsabilidad. La mejor manera de hacerlo será captando inversiones y para eso, se necesitan reglas claras de juego, seguridades y garantía, instrumentos que el Gobierno los tiene en la mano.

Fuente: LA PATRIA