El contrabando como se comprueba por una serie de hechos, sigue siendo el mayor negocio ilegal y perjudicial en la economía del país, pues su movimiento de millones de dólares y su avance en casi todas las ciudades capitales, resulta un problema que sobrepasa las buenas intenciones de la aduana para liquidar este flagelo.
Los reportes de los días pasados señalan por ejemplo la incautación de más de cuarenta mil llantas y cuyo valor sobrepasa fácilmente los veinte millones de dólares, es decir que se habla en términos de alto volumen financiero y por lo mismo de una millonaria evasión impositiva.
El hecho demuestra también la existencia de serias falencias en los sistemas de control aduanero, pues la enorme cantidad de llantas que entró de contrabando al país tuvo que pasar por algunos retenes aduaneros o por lo menos muy cerca de estos puestos de control pero de manera tan hábil que los encargados de ese control no percibieran semejante contrabando de llantas.
Otra observación es que algo está ocurriendo en los controles aduaneros, que “hacen de la vista gorda” ante semejante movimiento de mercadería, caso de miles de llantas además de autos chutos que también ingresan al país por centenares y pasean a campo traviesa hasta llegar a las ciudades, no es menos preocupante que centenares de fardos de ropa usada, igualmente, aparecen en los depósitos de contrabandistas directamente en la ciudad.
En ese plano de hipótesis sobre la introducción de mercadería, no pasa desapercibida la situación que se presenta, cuando la aduana informa de sus denominados mega operativos, que se cumplen directamente en depósitos detectados por la “inteligencia aduanera”, en varias ciudades del país, una de las más abarrotadas precisamente la nuestra.
Significa esta otra estrategia aduanera para evitar las dificultades de realizar operativos en las rutas, que además son peligrosos y costosos, cuando más bien es más barato esperar que el contrabando esté prolijamente ordenado en galpones de especiales dimensiones, construidos para el acopio de toda suerte de mercadería donde cae la aduana, dicen por tareas de inteligencia, pero también gracias a delatores en el negocio.
La revelación aduanera señala la intervención de once domicilios ubicados en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, el eje central, pero ocho sólo en Oruro lo que muestra a nuestro distrito como el centro más importante de acopio de mercadería de contrabando.
Según inspectores aduaneros, la otra forma de burlar el control en retenes es el uso de una misma documentación de nacionalización de mercadería y mostrarla en todos los controles fronterizos, hecho que permite el paso de miles de llantas, aunque eso es difícil con autos chutos o ropa usada. En todo caso hay deficiencia en el control de documentación, conocimiento de la misma y detección de irregularidades, lo que obliga a la aduana a modernizar sus sistemas y capacitar adecuadamente a su personal de control fronterizo.
La fiesta de fin de año es otra prueba de que, pese al control que se supone ejerce la aduana, hay mucho que falta por hacer en los retenes fronterizos, ya que los mercados y las ferias están saturadas de productos de contrabando de una extensa variedad, en abierta competencia con el comercio legalmente establecido.
Habrá significativa evasión impositiva, porque muchos productos de contrabando se venden abiertamente en los puestos de mercado, donde omitir la factura no implica riesgo de clausura, aunque el contrabando sea un flagelo.
Fuente: LA PATRIA
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