En recientes días son varios los accidentes producidos en carreteras del país, con un lamentable saldo de muchas víctimas fatales y decenas de heridos. Choque de buses es la causa más común de estos lamentables hechos.
Algo que además preocupa es que en estos dramáticos sucesos una vez más se cuenta a estudiantes en “viaje de promoción”, una costumbre de fin de gestión en algunos establecimientos, dizque para incentivar los conocimientos de los bachilleres sobre otros departamentos del país.
Para algunos padres de familia se trata “meramente” de un premio, que en algunos casos inclusive resulta oneroso por su costo y su poca utilidad, además de los riesgos que conlleva, mala suerte de por medio, este tipo de viajes, tan peligroso como el de las excursiones.
Para el sector docente, aunque sin demostración práctica de la utilidad educativa del hecho, los viajes son útiles para ampliar los conocimientos “en el terreno” de las costumbres, tradiciones y sitios de otras ciudades o localidades del país. Empero más allá de la diversión de los alumnos y la condescendencia de maestros y algunos padres de familia, no se incluye una evaluación de lo aprendido prácticamente, por lo mismo algunas de las autoridades superiores del ramo educativo no contemplan como obligatoriedad ni las excursiones ni los viajes de promoción, dejando librada esa responsabilidad a directores, docentes y padres de familia que promueven y realizan tales viajes.
No siempre hay que pensar negativamente, pero los hechos demuestran que la fatalidad está en cualquier curva de un camino, añadido al hecho en otros accidentes la situación física de los conductores de buses o la condición técnica de los motorizados.
Otros accidentes con pasajeros extranjeros y nacionales se suman con su número de afectados a los que se han estado difundiendo en los medios de comunicación. La frecuente infracción corresponde a “invasión de carril” generalmente por exceso de velocidad, imprevisión, pestañeo del chófer o circunstancialmente una avería mecánica.
Los hechos suman y los daños, luto, gastos y perjuicios también mientras en las carreteras no se observa la presencia de unidades de control de la Policía Caminera, organismo que debería estar dotado de buena cantidad de unidades motorizadas que estén circulando en labor de control, cumplimiento de normas especialmente las que regulan la velocidad en buses de pasajeros.
Se necesita que patrulleros con determinada preparación sicológica para fines de reconocimiento y detección de problemas de comportamiento en chóferes, sumando algunos conocimientos técnicos estén trabajando en la ruta y en los retenes camineros, donde actualmente los funcionarios policiales cobran un peaje y entregan un recibo valorado, sin percatarse de posibles problemas al interior de los buses. El control policial especializado debe implantarse como una forma de prevenir los graves accidentes que ahora se producen con inusitada frecuencia y lamentables resultados.
Se habla de seguridad ciudadana y los efectivos uniformados cumplen ciertas tareas en las ciudades, pero la gente que viaja merece atención preferencial que resguarde su seguridad, su comodidad y la tranquilidad de cumplir una travesía en nuestro territorio que podría tener las seguridades que existen en países vecinos, gracias al permanente control que efectúan los policías camineros.
Frente a la proliferación de accidentes hay necesidad de exigir a la Policía agilitar un plan práctico y efectivo de su unidad caminera.
Fuente: LA PATRIA
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