Martes 09 de marzo de 2010

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Por decisión unánime de mis parientes, el Día Internacional de la Mujer fue celebrado por mi familia el pasado Domingo en mi casa y contó con la presencia de todas mis tías, hijas, sobrinas, hermana y nietas, y la ausencia de mi mujer que era la “madre del cordero” y la principal agasajada.
Desde tempranas horas llegaron a mi casa mis tías Encarna (que llegó de Cochabamba, Piedades y Purita que llegaron de Santa Cruz, mi tía Karen que vino desde el Beni (Santa Ana de Yacuma), mi tía Candelaria (fundadora de la Diablada de Oruro en 1944), mi tía María Chaguaya, tarijeña) y Corina, dama de la capital chuquisaqueña.
Quien organizó e inauguró el encuentro fue mi comadre Macacha quien ofreció la fiesta a mi ausente esposa de quien habló maravillas señalando que la hispanoparlante siempre fue, es, y será mi principal soporte económico y espiritual, conceptos que agradecí mediante una venia que significaba mi entusiasmo a sus palabras. Con elocuencia cochabambina heredada de Marcelo Baptista Caserta dijo Macacha en su discurso inaugural: “¿Quién, creéis vosotros, que construyó esta casa que hoy nos cobija y adquirió estos sofás, sillones y sillas en las que nos apostamos? Fue mi comadre porque el alegre de su marido vivía en el Bar Chuma y se sentaba sólo en taburetes frente a la barra del bar… “Como era el Día Internacional de la Mujer todos aplaudieron las palabras de Macacha, quien envalentonada continuó preguntando a mis parientes hombres y mujeres: “¿Quién creéis vosotros, que enseñó a nuestro pariente periodista a expresarse en idioma español aceptable y le enseñó ortografía y sintaxis hasta empujarlo a la ilustre Academia Boliviana de la Lengua, correspondiente a la Real Academia Española? “Todos mis parientes respondieron a coro ella, la española porque nos consta que él sólo hablaba quechua cuando conoció a la hispanoparlante”.