Hay personas que atribuyen el colapso ferroviario de la Red Andina a la capitalización, pero están equivocadas porque las razones son las siguientes.
La nacionalización de los ferrocarriles fue un hecho coyuntural que no dio los resultados esperados, las líneas no rindieron como se esperaba y fue imposible para ENFE obtener ganancias, representando al final una pesada carga para el Tesoro General de la Nación (TGN).
Producida la nacionalización fue difícil unificar y amoldar métodos para la explotación de las redes que se fusionaron para formar ENFE. Se adoptaron disposiciones inadecuadas e inoperantes que produjeron un vacío técnico y administrativo perjudicial.
El año 1971 ENFE se dio cuenta de que no podía seguir en las condiciones anormales en que se encontraba y negoció con el Banco Mundial tres préstamos para mejorar los tramos fundamentales. Contrató a la Consultora francesa Sofrerail para el reordenamiento de las actividades ferroviarias, lamentablemente las recomendaciones y planes no se cumplieron por diferentes razones. En consecuencia los resultados fueron parciales.
El año 1982 el Ministerio de Transportes contrató los servicios de la Consultora Española INECO para revisar y evaluar el cumplimiento de los trabajos efectuados por Sofrerail y a su vez preparar un plan que denominaron Rehabilitación Ferroviaria IV Fase.
Después de una intensa labor de más de dos años, la consultora INECO recomendó medidas para restablecer las condiciones óptimas de la vía y evitar perjuicios en su funcionamiento y conseguir a cambio ventajas para la circulación de trenes.
La parte delicada para aplicar los planes propuestos fue la reducción del personal supernumerario de trenes y la racionalización del personal de vía. Los organismos sindicales se opusieron a estas disposiciones
Al no poder disminuir los costos de explotación, fue imposible acceder al préstamo de 50 millones de dólares ofrecido por el Banco Mundial, porque la tasa interna de retorno era demasiado baja para garantizar la devolución del préstamo. Sin recursos económicos, la situación de ENFE se tornó más aflictiva y los servicios fueron deteriorándose en forma paulatina y permanente. La capitalización de ENFE se produjo el año 1995, cuando su situación era insostenible.
Como antiguo ferroviario me duele mucho lo que pasó con la Red Andina, trabajé como técnico ferroviario 43 años en el Dpto. de Vía y Obras. Fui ejecutivo más de campo que de escritorio. Recorrí a pie toda la longitud de la Red Andina (2257 kms) Como Jefe de la Oficina Técnica de Vía & Obras, participé en comisiones de alto nivel, con Sofrerail fui editor de sus instructivos para Vía y Obras y encargado de su aplicación, junto a tres ingenieros de ENFE, fui contraparte de la Consultora Española INECO. Por consiguiente escribo con conocimiento de causa y pienso que hay que aceptar la realidad sin echar la culpa a las piedras del empedrado.
(*) Exjefe oficina Técnica Dpto. Vía y Obras
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