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Domingo 07 de diciembre de 2014

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Cultural El Duende

“Nuevas sugerencias intempestivas” Diez ensayos de filosofía, política y cultura

07 dic 2014

Prólogo a la vigésima producción del académico de la lengua Blithz Lozada Pereira, presentada por el Doctor en Filosofía Enrique Ipiña Melgar

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La Filosofía ha sido definida como el amor a la sabiduría. Definición que aunque puede ser tan discutible como cualquier otra, es la más comúnmente aceptada; sin que la multiforme comprensión de los problemas filosóficos hubiera podido evitar que algunos autores clásicos llegaran a ser considerados indiscutibles en sus teorías y especulaciones.

Nosotros hoy, muchos siglos después de la aparición de los primeros filósofos griegos que buscaban la sabiduría mediante el uso de la razón; podemos comprobar que esta no ha sido encontrada aún. Tal vez por eso Sócrates era más que un sofista un escéptico. Su famosísima frase “sólo sé que no sé nada” es uno de los primeros “virales” de la historia. Ha dado muchas vueltas al mundo y las seguirá dando; porque es una verdad que ridiculiza a quienes se creyeron sabios. No sabemos nada; y cuanto más creemos saber, sabemos menos. Porque lo nuestro es un descubrir preguntas mucho más que respuestas; y cuando alguna de estas se presenta ilusoriamente como tal, se convierte en una nueva pregunta, tanto más desafiante cuanto más auspicioso fue su nacimiento. Tal vez por eso, el autor de este libro que me he atrevido a prologar lo considera solo como un conjunto de sugerencias que, además, son “intempestivas” y “lábiles”.

“Intempestivas”. Es decir, liberadas del tiempo presente y orientadas más hacia el futuro que hacia el pasado; si hemos de asumir seriamente el prefijo “in” como aviso del in-venir, hacia donde tal vez nos dirigimos. Son audacias del filósofo que quiere escudriñar el por-venir teniendo las opiniones y los escritos de autores de los tiempos pasados como hechos, palabras o temas casi anecdóticos que tan solo nos podrían servir de trampolín. Será por eso que vivimos en una eterna fluidez, ansiosos por encontrar una quietud que no existe, pues apenas advertimos el presente, este ha pasado ya. Por eso mismo, las reflexiones de Lozada son y serán intempestivas; como intempestivos acabamos siendo todos los mortales.

Por otra parte, son “lábiles”. Es decir, débiles por ser fluyentes, pasajeras, inconsistentes. Podría alguien pensar que eso desvaloriza el pensamiento de Lozada. Todo lo contrario. Más bien lo hace verdaderamente apreciable, porque son sugerencias antes que afirmaciones rotundas o terminantes. Porque nada parece ser peor que el pensamiento concluyente o perfecto. Y así, nada de lo que piensa y escribe el autor tiene las pretensiones de una tesis o al menos de una teoría. No. Son simplemente sugerencias nacidas al calor del fuego del pensamiento, alimentado por la seca leña de la memoria y avivado con el fuelle de la imaginación. Estamos así ante unos ensayos en los cuales lo que menos importa es la anécdota o el autor o la obra que se toman como punto de partida para la provocación a pensar. Lo que sí importa es la pregunta que nueva y nuevamente salta a la vista: qué–por qué–cómo–hacia dónde–desde dónde venimos, y qué somos o parece que seamos. Ese es entonces el quehacer del filósofo: un constante preguntar–buscar–indagar–investigar sin arrogarse la capacidad de dar respuesta o encontrar las salidas. Preguntar sin esperar las respuestas. Preguntar presintiendo que tal vez las respuestas no se darán jamás.

Eso es lo que nos presenta Blithz Lozada en estos diez ensayos, lábiles e intempestivos como lábil e intempestivo es el pensamiento humano y el hombre mismo. Leerlos será hacernos sus compañeros de viaje; aunque nunca sepamos a dónde podría él querer llevarnos; o hacia dónde podría uno imaginarse que nos lleva. Vayamos con él.

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