Tres millones de moldavos están llamados este domingo a las urnas para elegir un Parlamento que tendrá la tarea de decidir el encaje de su país en Europa, más cercano que nunca a la Unión Europea tras la firma de un Acuerdo de la Asociación con los Veintiocho.
Las legislativas moldavas coinciden con una tensión sin precedentes, al menos desde la caída de la Unión Soviética, entre Rusia y la UE, los dos gigantes del continente con los que está obligado a lidiar el pequeño país enclavado entre Ucrania y Rumania.
Muchos líderes políticos, nacionales y foráneos, quieren convencer a los moldavos de que la decisión que tomen este domingo -cuando se vean una vez más en la bifurcación entre Este y Oeste- será histórica para el futuro del país.
Los europeos cortejan a los moldavos con la promesa de una futura, aunque incierta, integración en la Unión Europea, mientras que Rusia, que quisiera sumar a Moldavia a la Unión Aduanera que lidera, advierte de las consecuencias económicas que tendría para el país decantarse por Bruselas y dar la espalda a Moscú.
“Las elecciones serán decisivas para demostrar si los ciudadanos de Moldavia quieren mantener el rumbo hacia la integración europea y convertirse en un país miembro de la UE”, expresó la canciller alemana, Angela Merkel, en una carta dirigida al primer ministro moldavo, Iurie Leanca.
Los moldavos, mientras tanto, parecen estar muy lejos de tomar una decisión, divididos prácticamente a partes iguales entre los partidarios de acercarse a la UE y los defensores de integrarse en la Unión Aduanera.
Al igual que la ciudadanía, la clase política también se ha dividido en dos bloques definidos entre una derecha que apuesta por seguir el ejemplo de la vecina Ucrania y dejarse caer en los brazos de Europa, y una izquierda más proclive a estrechar lazos con Rusia, el principal socio comercial del país.
“En la campaña electoral participan fuerzas políticas que quieren devolver a Moldavia a un pasado mísero y oscuro. (...) Moldavia debe seguir el ejemplo de Ucrania, que ha elegido recientemente un Parlamento y un gobierno europeístas”, se dirigió esta semana a sus compatriotas el presidente moldavo, el proeuropeo Nicolae Timofti.
Sin más sondeos que uno publicado hace ya diez días, es difícil pronosticar la composición del Parlamento que saldrá mañana de las urnas, sobre todo después de que las autoridades moldavas sacaran hace dos días de la carrera electoral al partido prorruso Patria, acusado de financiación ilegal.
Patria, formación que lidera el empresario Renato Usati, que pudo haber recibido del extranjero (aparentemente desde Rusia) más de medio millón de dólares para su campaña electoral, aspiraba a unos 15 escaños en una cámara compuesta por 101 diputados.
Los teóricos beneficiados que podrían repartirse el electorado de Patria son los comunistas y socialistas, partidarios también de acercarse a Rusia y favoritos para sumar entre ambos la mayoría de los escaños en el futuro Parlamento.
Aún sin el apoyo de los simpatizantes de Patria, los comunistas del expresidente Vladímir Voronin, que mantendrían su histórica condición de primera fuerza política, obtendrían entre 30 y 35 escaños, mientras que los socialistas de Ígor Dodón podrían hacerse con otros 15 diputados. La coalición europeísta que gobierna en la actualidad -formada por el Partido Liberal, Partido Liberal Democrático y Partido Democrático- tendría que conformarse según las encuestas con alrededor de 40 escaños, insuficientes para reeditar el pacto que ha acercado al país a la órbita de los Veintiocho.
La decisión está en manos de los 3,22 millones de ciudadanos moldavos con derecho a voto, muchos de los cuales viven fuera del que es hoy el país más pobre de Europa.
Fuente: Moscú, 29 (EFE).-
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