Estamos prácticamente en el término del penúltimo mes del año y se trata de un breve espacio para fin de año, en un mes tradicional de gastos especiales aún forzando los factores de la economía hogareña, de por si limitada a los salarios fijos, pero al mismo tiempo favorables para sectores comerciales, sobre todo los informales que venderán bastante el mes siguiente, en tanto que el sector “legalmente establecido” tendrá que extremar recursos para cumplir las obligaciones sociales y tributarias.
La situación económica, presentada por el Ejecutivo a través del Presupuesto General de la Nación (PGN) que regirá el 2015 en nuestro país, muestra un optimismo impresionante que parece desconocer los factores negativos que se perfilan a raíz de la caída de precios en nuestras materias primas y de manera especial en el caso del petróleo que tiene que ver directamente con el valor del gas que exportamos y que sufrirá una sustracción inevitable en su precio de venta, lo que significará reducir el valor de regalías y su distribución porcentual en los presupuestos departamentales.
Si bien el precio del barril de petróleo tiene un descenso paulatino desde medio año y marca una preocupante proporción del 25 % en su valor, tal impacto se siente en las economías vecinas, donde se adoptan previsiones para conjurar el dramático vaivén de precios, mientras que en nuestro país, se menciona repetitivamente que la “economía boliviana está en su mejor momento de solidez” y que por lo mismo podrá soportar sin problemas el grave bajón en los precios de nuestras materias primas, pues aparte del gas, también nuestros minerales están en la caída y se añade a ese registro la soya y ahora se habla de la quinua.
Pero las previsiones económicas nacionales están por encima de los malos augurios y de acuerdo a las proyecciones de la cartera de finanzas, la economía boliviana llegará al 5,9 %, mientras que la tasa de inflación no pasará del 5 %, aspectos que inclusive han sido “refrendados” por organismos internacionales, lo que da mayor seguridad a nuestras autoridades, que tal parece no limitarán los gastos extraordinarios en proyectos que han sido observados en ciertos niveles políticos por considerarse suntuarios, justamente en un periodo de restricciones obligadas.
Bajo estas condiciones es que se esperan planes muy concretos para enfrentar los precios bajos en nuestras materias primas especialmente el gas y los minerales, porque según los expertos, créase o no, más tarde o más temprano el problema repercutirá en una obligada disminución de recursos a las gobernaciones y los municipios, lo que restringirá el desarrollo de proyectos y la postergación de muchos planes de desarrollo.
En este proceso que se perfila para la nueva gestión y en cuyo primer trimestre se desarrollarán las elecciones sub nacionales, posiblemente la gente resulte absorbida por la tendencia electoralista y el efecto de economía de Estado podría manejarse con fines de proselitismo, desfigurando la realidad que en los tres primeros meses del año, nos mostrarán las consecuencias de la reducción en la percepción de utilidades por nuestras exportaciones, que más del 75 % podrían entrar en la onda de la realidad restrictiva con problemas para muchos productores.
Dicen los expertos que el problema vigente es muy claro, y aunque nuestra economía parezca vacunada al vaivén de precios de materias primas es muy importante adoptar previsiones que no compliquen la economía popular más adelante, sólo por desconocer una realidad objetivamente contundente.
Fuente: LA PATRIA
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