Jueves 20 de noviembre de 2014
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Muchos problemas ambientales tienen que ver con la alimentación, ya que si consumimos alimentos procesados, que necesitan químicos para conservarse, adquirir más sabor, o color, se atenta contra la naturaleza de diferentes formas, y también lo hacemos contra nuestros propios cuerpos.
Los químicos que se desechan hacia el medio ambiente pueden dañar los sitios naturales, pues los contaminan haciendo que muchos de éstos luego no sirvan para cultivar algún tipo de vegetal, sean verduras, granos, legumbres o frutas.
Cuando se procesan los alimentos se les añaden conservantes, colorantes, saborizantes y hasta edulcorantes artificiales que pueden resultar muy dañinos para nuestra propia salud; algunas personas inclusive desarrollan distintas alergias contra estos tipos de químicos. Por supuesto que logramos que los alimentos no sean perecederos, es decir, pueden conservarse por más tiempo que los naturales, claro que también eso depende de las características del ambiente en que se los guarda, algunos necesitan sitios frescos y secos para que duren más tiempo, pero debemos pensar ¿a costa de qué conseguimos ello?
En la era del consumismo, se industrializan o procesan cantidades de alimento que después no se compran o si se adquieren están en los hogares hasta que caducan y deben ser tirados a la basura sin haber sido siquiera abiertos, y esos mismos alimentos se convertirán en focos de contaminación. A la vez que para cultivar grandes extensiones y cubrir la demanda del mercado se talan árboles, se acaba con selvas vírgenes, en fin se vuelve a atentar contra la naturaleza.
Fuente: LA PATRIA