La influencia de la privilegiada ubicación geográfica, su postergado nivel de desarrollo por falta de adecuada planificación y las urgentes necesidades que impone la economía mundial, obligan a que Oruro deje de ser la ciudad enclavada en el Altiplano Central para convertirse en la Gran Región Metropolitana del Altiplano Marítimo Central.
Es posible que este comentario no motive ninguna inquietud en las actuales autoridades de la Gobernación y el Municipio, porque ya están de salida, empeñadas más bien en conseguir la adjudicación de contratos, inicio de obras para mejorar su ejecución presupuestaria, antes que pensar en el futuro regional, como siempre ocurrió con los operadores políticos de nuestro desarrollo.
Idealizar en una Región Metropolitana es pensar en macro, pensar en grande, para garantizar el crecimiento sostenible de nuestra región donde sólo nos acostumbraron a ejecutar obras de continuidad, pequeños proyectos con mucho alboroto, sin empero asumir la gran responsabilidad que supone ir más allá de la lógica conservadora y hasta conformista de las autoridades que piensan más en invertir fuera de Oruro, porque ello supone gozar de otros beneficios, el de vivir en ciudades acordes con el progreso y desarrollo de nuestro tiempo.
La propuesta de contar con un área de reserva industrial, surgió a nivel de los empresarios orureños a partir del 2008, luego que el entonces prefecto Alberto Luis Aguilar, decidió arbitraria y tiránicamente ceder los terrenos del Parque Industrial de Oruro a los denominados “sin techo”, sin pensar que ahora nos estamos quedando sin industrias, por la falta de seguridad jurídica, carencia de terrenos saneados para uso industrial y lo que es más, sin inversiones para generar fuentes de empleo y generar riqueza.
Si no se asume una decisión responsable, Oruro seguirá siendo un villorrio que tiene más semejanza a un campamento minero que una ciudad progresista y con desarrollo como fue en su época de apogeo con servicios básicos, excelente alumbrado público y energía eléctrica, una ciudad limpia donde los habitantes tenían una educación privilegiada y hasta para vanagloriarse por vivir en una región en franco crecimiento y desarrollo.
La decisión de los operadores políticos, de la Gobernación del departamento y el Gobierno Municipal, ahora tiene que ser efectiva para consolidar el área de reserva fiscal para emplazar los parques industriales pesado, liviano y ecoparque, así como el primer parque tecnológico de Bolivia, además de las terminales de carga bimodal y terminales ferroviaria y terrestre en la zona de Socomani, donde la Universidad Técnica de Oruro (UTO) en coordinación con la Brigada Parlamentaria, Federación de Empresarios Privados y la Fiscalía del Distrito han ubicado más de 1.400 hectáreas de tierras fiscales que tienen que ser aprovechadas para construir un gran complejo industrial y de desarrollo.
No asumir esa decisión será postergar indefinidamente a Oruro, negando su derecho a convertirse en una región metropolitana que bien puede darse a partir de su vínculo directo con Caracollo, por la doble vía a La Paz, desde allí hasta Confital para retornar con la ruta Caihuasi-Paria-Soracachi y llegar hasta la región de Machacamarca-Pazña-Poopó-Challapata para unir la otra articulación que permitirá además tener relación directa con el Norte de Potosí y el control pleno sobre el Altiplano Marítimo Central con la ruta a los puertos de Iquique, por Pisiga, y con Arica, por Tambo Quemado.
Se debe pensar en proyectos que permitan primero la mancomunidad de los municipios, además de descubrir sus vocaciones productivas, su relación comercial, social y económica, así como de vinculación directa para emplazar el primer Corredor Bioceánico, para unir el Pacífico con el Atlántico y viceversa vinculando a Bolivia por Oruro con Chile y el Brasil, además de llegar a tomar el control de los puertos del Perú.
La estrategia no es sólo de progreso y desarrollo, sino más bien de logística geopolítica, si realmente queremos posicionar a Oruro como la principal región del Altiplano Central que en relación directa con los puertos del Pacífico hace que se convierta en una zona de control marítimo por excelencia.
El crecimiento, desarrollo, progreso y hasta el adecuado manejo de la economía en la región será decisión política de las autoridades en base a la propuesta de los empresarios que esperan respuestas urgentes y además demandan un accionar responsable y efectivo de quienes desempeñan las funciones de administración en la gobernación y el municipio, pero que carecen de liderazgo para avanzar con temas complejos como estos de planificación del desarrollo y prefieren limitarse a ejecutar pequeños proyectos que son continuidad y hasta repetición de otros que no generan mayor beneficio para la región.
Ojalá la propuesta de los candidatos a la administración de los gobiernos departamental y municipal de Oruro, permita avanzar con proyectos que sean de impacto regional y con implicancia nacional, para conseguir un crecimiento sostenido y sustentable con el tiempo, sino será tener más de lo mismo con los reciclados actores políticos y hasta con la modorra, poca creatividad y carencia de criterios de progreso, como siempre ocurre en la reiterada y ya desgastada oferta electoral.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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