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Freno a la privatización de los conflictos armados - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Lunes 17 de noviembre de 2014

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Lunes 17 de noviembre de 2014
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Pruebas en nuevo ingenio de Huanuni comenzarán en enero
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Según la Gobernación
En la frontera Oruro-Potosí se vive ambiente de tranquilidad
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Caída del precio del petróleo generará reducción de ingresos
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Caso Alexander: Ministra de Justicia cuestiona investigación de la Fiscalía
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Por ser de carácter “privado”
Gobierno rechaza apoyo a obras sociales de la iglesia
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Varios
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Vehículos
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Casas y lotes
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Alquileres
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Anticréticos
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Empleos
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Maquinarias
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Teléfonos
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Editorial
Aduana chilena controlará ropa usada
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Picadas
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Confundir a las masas para gobernar
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Freno a la privatización de los conflictos armados
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Aprender no le hace mal a nadie
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De los escombros de este mundo surgirá un nuevo hombre y una nueva Tierra
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La biblioteca itinerante del exilio
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Preocupación en el Sedes
No hay mucho interés por la esterilización de mascotas
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Encuentro LGBT pide enseñar sobre diversidades sexuales en escuelas
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Ambientalistas proponen acciones para vivir en un ambiente sano
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Cuatro médicos chilenos serán parte de la VI Jornada de Pediatría
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ABC instala medidas de seguridad vial en carretera Oruro-Potosí
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Teletón se amplía hasta el 22 de noviembre
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Ebrio queda con la “cara partida” luego de ser atropellado
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Al 15 de noviembre
Ejecución presupuestaria de la Gobernación alcanzó al 67 %
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Muere un soldado y otro resulta herido en accidente de tránsito
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Programa de Forestación generó 600 empleos durante el 2014
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Promoverán la producción agrícola con apoyo del FPS
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Estudiantes del AAS postularon a certificación avanzada en inglés
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Determinan “sustitutivas” para personas que portaban explosivos
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Chofer ebrio choca su minibús contra un vehículo detenido
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Calvario muestra lo mejor de los artesanos orureños
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Nicole Leschnitzer es predilecta de la Morenada Central Oruro
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Invitación Religiosa
Ing. JORGE FERNANDO ROCHA BALDERRAMA (Q. D. D. G.)
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“A manos llenas” nueva canción de la Morenada Central Oruro
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Agenda Cultural
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Defensa de las danzas bolivianas en el mundo
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Se fundó la Sociedad de Antropólogos de Oruro
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EE.UU. por temor al ébola vigilará a pasajeros procedentes de Mali
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EI insiste con ejecución de otro rehén de EE.UU.
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Burkina Faso ya tiene un Gobierno civil de transición
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Miles de argentinos corren maratón pidiendo diálogo sobre islas Malvinas
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Ministro venezolano prosigue gira para frenar caída de precios del crudo
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Gobierno mexicano da señales de impaciencia ante actos violentos
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Fiscalía observa “arbitrariedades” en el Hogar Virgen de Fátima
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TSE aumentará computadoras para el registro biométrico
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UD postularía a Teresa Rescala para la Alcaldía de La Paz
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Jubilados y Gobierno inician análisis para definir bono
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Editorial y opiniones

Freno a la privatización de los conflictos armados

17 nov 2014

Carlos Miguélez Monroy

Hace unos días, un tribunal estadounidense condenó a cuatro empleados de una empresa militar por la matanza de 17 civiles desarmados. Nicholas Slatten, de 30 años, abrió fuego contra la multitud en la plaza Nisour para que pasara un convoy con altos cargos de la Autoridad Provisional de la Coalición. Vivirá en una cárcel estadounidense el resto de sus días. Los otros tres se enfrentan hasta a 30 años de cárcel.

Los cuatro condenados pertenecían a la empresa Blackwater, que cambió de nombre a Xe Services y luego a Academi tras ese y otros escándalos. Incurrieron en negligencias a la hora de proteger a sus propios empleados, en violaciones de derechos humanos y en corrupción al inflar presupuestos para recibir más fondos del gobierno que luego no pudieron justificar.

La condena a los contratistas, siete años después de los hechos, deja al descubierto los peligros que conlleva contratar empresas en situaciones de conflicto armado o de ocupación. Si ya se complicaba la aplicación de la justicia para militares por abusos y violaciones de derechos humanos, se complica aún más para empleados de empresas subcontratadas por un gobierno. La mayor parte de los contratos de Blackwater correspondían a tareas para el Departamento de Estado con el fin de proteger a diplomáticos norteamericanos, no para el Departamento de Defensa. También la CIA contrató a la empresa en labores de interrogación, de “inteligencia” y de espionaje. Por tanto, no quedaba clara la función militar de estos empleados, ni ante quién respondían por posibles abusos.

Se suele poner en la misma categoría a contratistas militares encargados de la lavandería de las tropas, de la limpieza de las instalaciones, de la alimentación del ejército, por un lado, y a exmilitares a los que se les paga para proteger a altos cargos de las fuerzas ocupantes, por otro. En semejante contexto de caos y de violencia, era cuestión de tiempo que los empleados de empresas militares hicieran uso de la fuerza o que cometieran otro tipo de abusos para frenar los atentados y para obtener información.

La indignación popular obligó al gobierno iraquí a expulsar de su territorio a Blackwater, aunque quedaron en su territorio decenas de otras empresas contratadas para labores similares y para otras funciones. En un momento de la ocupación, el número de “contratistas” superaba al de tropas regulares de todos los países juntos, como han desvelado P. W. Singer, el periodista Jeremy Scahill y muchos otros investigadores.

La condena de los cuatro empleados se produjo porque un fiscal estadounidense decidió actuar contra ciudadanos norteamericanos por crímenes en derecho internacional cometidos en otros países. Pero no siempre ocurre lo mismo. Con frecuencia, la justicia estadounidense se muestra reticente a juzgar y a condenar a sus propios nacionales por este tipo crímenes en el extranjero al implicar el reconocimiento explícito de violaciones graves de derechos humanos. Esto cuestiona su autoridad moral a la hora de erigirse como el sheriff de los derechos humanos en todo el mundo, aunque está cuestionada por otros motivos y por su participación en otros conflictos.

Cabe preguntarse qué ocurriría si los tribunales estadounidenses se hubieran inhibido en este caso, como han hecho en otros similares. ¿Ante qué justicia responderían los “contratistas”? Estados Unidos no ha ratificado el Estatuto de Roma para la creación del Tribunal Penal Internacional, y el gobierno iraquí no tiene la capacidad para exigir su extradición para juzgarlos. Es probable que ni siquiera tenga la capacidad material para realizar una investigación con todas las garantías. También cabría preguntarse qué ocurriría si los implicados fueran nacionales de terceros países, contratados por la empresa estadounidense.

Hace unos años, ciudadanos iraquíes exigían una indemnización por parte de Blackwater ante un tribunal de Estados Unidos por la misma matanza en la Plaza Nisour. Los representantes de la empresa llegaron a argumentar que la responsabilidad por asesinatos indiscriminados y torturas de contratistas de empresas militares “privadas” recaía en el gobierno que las subcontrataba. Ante semejante cinismo, Estados Unidos y las potencias inmersas en conflictos armados tendrán que plantearse si compensa desviar millones en dinero público para financiar a estas empresas paraestatales.

(*) Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias

Twitter: @cmiguelez

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