Una niñez feliz garantiza una sociedad de progreso
16 nov 2014
Fuente: LA PATRIA
Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA
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Si los adultos podemos brindar a nuestros pequeños una niñez feliz, seguramente garantizaremos que la nuestra sea una sociedad de progreso, porque la clave de todo está en que les otorguemos educación con amor, para que sean personas positivas y de bien.
Hacer felices a los niños no implica que se les dé todo lo que piden, cumplirle todos sus caprichos, mimarlos en extremo, sino lo contrario, es decir, debemos mostrarles la realidad del mundo, hacerles ver que las cosas se consiguen con esfuerzo, perseverancia, trabajando, porque no caerán del cielo, debemos enseñarles valores viviendo los mismos día a día, educarlos con el ejemplo.
Para que nuestros pequeños aprecien lo que les brindamos debemos ser cumplidores, es decir, si prometimos darles algo como un paseo o ayudarles a construir su cometa debemos cumplir, a la vez que les regalamos nuestro tiempo y pasamos con ellos momentos de calidad; pero si dijimos que se le suspende algún privilegio porque se portaron mal también debemos cumplir, no arrepentirnos y suspender el castigo, de eso se trata no perder la autoridad ante ellos y no implica gritar o pegar.
En la sociedad boliviana los adultos estamos acostumbrados a educar castigando y descalificando a las personas, es por eso que en esta sociedad tantas personas tienen la autoestima muy baja, se tiende a enfatizar lo negativo y lo positivo pasa a un segundo o tercer plano. Verbigracia, si un estudiante se aplaza en una materia en lugar de felicitarlo por las buenas notas que obtuvo en otras especialidades se le castigará por la mala nota, eso en el hogar, pero lo mismo ocurre en la escuela, en lugar de ayudar a ese alumno y nivelarlo al resto de sus compañeros que estén bien en la materia, se le señalará como una mala persona, se le pone sobrenombres como burro, retrasado, tonto y otras linduras que maltratarán su autoestima, además de apartarlo del grupo como un caso perdido.
Por otra parte, en Bolivia existe la creencia de que “la letra entra con sangre”, es decir que se debe educar a los niños con mano dura y hasta con golpes, pero como adultos estresados que somos muchas veces se nos va la mano con el castigo corporal ya que en lugar de educar lo que hacemos es descargar nuestra furia y frustración contra el cuerpo de los menores, lo cual daña no sólo su integridad física, sino también su autoestima, como ya se expresó líneas arriba, no es necesario gritar y pegar para mantener la autoridad.
La violencia no sólo se encuentra en el nivel educativo, sino que muchos padres, en lugar de enfrentar sus problemas deciden beber alcohol y someten a sus niños a maltratos y peligros, otros pequeños deben trabajar para ayudar a solventar los gastos, debiendo dejar sus estudios o someterse a doble jornada laboral, además de exponerse a muchos riesgos.
El 20 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones Unidas, como el Día Universal del Niño, ocasión propicia para recordar los derechos que tienen nuestros niños en cualquier rincón del planeta, ya que solemos olvidarlos o ignorarlos el resto del año, excepto el Día del Niño boliviano, o en Navidad, cuando nos preocupamos por regalarles juguetes y golosinas, organizar fiestas con música y otros, pero no nos ocupamos por su bienestar general y olvidamos que son infantes todo el año, que debemos velar por su educación, que sea de calidad y con calidez, que no les falte lo esencial y no recurrir a la violencia para educarlos.
Estamos próximos a conmemorar otro Día Universal de la Niñez y es un momento perfecto para analizar si estamos dando a nuestros hijos lo que realmente necesitan, si los estamos preparando para afrontar la vida de manera positiva y eficaz.
Debemos ponernos a pensar en entregarles valores, que están deteriorados en la actualidad, ya que en la carrera por obtener más cosas materiales nos olvidamos de lo esencial, por ocuparnos de lo urgente dejamos de lado lo importante.
El mejor regalo que podemos darles a los niños en el Día Universal de la Niñez es nuestro tiempo, atención, compartir con ellos sueños, consejos y experiencias para que ellos aprendan de nosotros lo mejor que podemos darles para formarlos como personas de bien, que piensen en el progreso de nuestra patria y trabajen para hacer realidad ese gran proyecto, de manera que sean soñadores con los pies sobre la tierra y cuando alcancen la cima mantengan la humildad pero siempre vayan por más.
Fuente: LA PATRIA
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