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Sábado 15 de noviembre de 2014

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Revista Tu Espacio

Insultos en los niños

15 nov 2014

El niño debe tener muy en claro que insultar está mal y esto debe aprender desde el momento que empieza a hablar • Por: Lic. Marcela Patricia Torrico Félix - Exclusivo para Tu espacio

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El llanto del niño es la primera forma de comunicación con la que expresan su malestar y por el que transmiten sus necesidades de diversa índole a sus padres, el llanto puede llegar a convertirse en determinado momento en signos de capricho por el que pueden conseguir muchas cosas.

Como es característico el niño empieza a comunicarse a través de balbuceos que a medida que crece se convierten en palabras por lo que su forma de comunicación se va tornando cada vez más clara y concisa, en ésta etapa las palabras que el niño empieza a expresar son diversas, pero entre ellas algunos aprenden malas palabras que son festejadas por los padres o son tomadas como chiste, por lo que se alienta al niño a seguir repitiéndolas.

Emitir malas palabras puede llegar a convertirse para el niño en una costumbre y a medida que crezca pueden emplearlas para establecer una serie de insultos, de esta manera se acostumbran a insultar a la otra persona cuando sienten desagrado o no consiguen lo que quieren.

El insulto debe ser considerado como una conducta negativa por parte del niño y no dejarlo pasar desapercibido o considerar que son cosas de niños, el niño que está acostumbrado a insultar tiene poca consideración hacia el resto y no le importa lo que sienten o piensen.

El niño debe tener muy en claro que insultar está mal y esto debe aprender desde el momento que empieza a hablar, para que en un futuro no sea complicado quitar este hábito en su forma de hablar y eliminar estas palabras de su vocabulario.

El ejemplo que brindan los adultos al niño es de suma importancia, de nada sirve que llamen la atención si luego su propia manera de actuar contradice estas indicaciones, si el niño observa que los adultos emplean insultos para comunicarse entonces no encontrarán mayor dificultad para copiar esta conducta.

Educar al niño se torna complicado en algunas ocasiones y se sale de las manos el tono o las palabras que se emplean para reprenderlo, se debe tener cuidado en la forma de comunicación que se tiene con el niño, algunas veces los niños pueden insultar y este acto puede ser nada más una imitación que hicieron de alguien que escucharon y no pasará a más, la mayoría de las veces no saben el significado real de lo que están expresando.

También algunos niños empiezan a insultar simplemente por llamar la atención porque saben que de esta manera uno estará pendiente de ellos aunque sea para regañarlos de la manera como se expresan con los demás empleando insultos.

No se debe perder la calma cuando el niño no deja de insultar al contrario se debe buscar de la manera más tranquila hacerles comprender que esa manera de expresarse no consigue nada positivo y que además pueden llegar a herir los sentimientos de las otras personas.

En algunas familias, el insulto personal en el regaño es una costumbre y no lo encuentran malo, cualquiera que sea la situación, este hábito hace mucho daño a corto y a largo plazo, en especial daña la autoestima del niño y el modo de interactuar con su entorno.

No solamente perjudica al niño por lo que se le dice, sino por quién se lo dice, llegando a herir sus sentimientos, pues lleva la carga emocional de las personas más significativas, a los niños se les habla con respeto, se les regaña si hace falta pero sin gritos ni insultos, para que sigan este modelo de conducta y traten de la misma forma al resto de las personas.

(*) Psicóloga - machita_27@hotmail.com

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