Viernes 14 de noviembre de 2014
ver hoy
Que al pueblo no le importa la democracia; como debiera, es una triste constatación en varios países de Latinoamérica.
Las “democracias” primitivas que tenemos, no permiten ver sus reales bondades. Mucho se tiene que trabajar todavía en el fortalecimiento y consolidación de una auténtica cultura democrática en la región. Este será el mejor antídoto contra las dictaduras formales o solapadas. Nadie defiende lo que no conoce, y muchos ciudadanos nunca vivieron una democracia en todo su esplendor.
Como expresa la OEA, el pueblo necesita entender que: “la democracia representativa es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región” (…) Y que “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”.
Una parte importante de nuestros pueblos valora más la economía que una democracia de calidad. La gente prioriza el precio del pan, la libertad de expresión e incluso el respeto a los Derechos humanos; que implica la democracia, quedan en segundo plano. Confirmando el adagio popular: “panza llena corazón contento”. No deja de ser decepcionante comprobar que las necesidades básicas de la existencia humana, siguen teniendo más relevancia que los asuntos supremos.