Considerando que los fármacos, una buena cantidad de estos elementos que expenden las farmacias, son considerados productos de uso prioritario para el cuidado de la salud, el ministerio del ramo ha decidido aplicar una medida de regulación de precios por lo menos para 600 medicamentos.
Una de las motivaciones para aplicar la medida es una respuesta a la queja ciudadana sobre la variación de precios en las farmacias y muchos casos al elevado precio de ciertos medicamentos cuya adquisición se hace prohibitiva en algunos niveles de nuestra comunidad.
La regulación de precios permitirá que el usuario tenga costos accesibles a su economía y que la variación de precios en los fármacos en todo caso no sea excesiva. Parece una medida atinada en defensa de la economía hogareña, pues la llegada a una farmacia es casi inevitable para la población, máxime si se carece de un seguro social o como ocurre con la Caja Nacional de Salud, carece de una buena cantidad de medicamentos que los pacientes deben adquirirlos sí o sí, en las farmacias particulares.
Mostrando aceptación por la disposición ministerial y además con un compromiso de coordinación interinstitucional, directivos de la Asociación de Profesionales Propietarios de Farmacias (Asprofar), convienen en evitar que “por temporadas” se produzca un incremento de precios en ciertas medicinas, hecho que se atribuye al juego comercial que efectúan las importadoras y/o distribuidoras de fármacos.
Por lo que se sabe, las expendedoras de medicamentos operan bajo ciertas condiciones regulares de comercio, incluyen al costo de importación los recargos por impuestos de ley, transporte, carguío y distribución, es decir que los comercializadores de fármacos no pierden en ninguna operación, pero además recargan sus precios, cuando lo estiman conveniente, situación que los propietarios de farmacias se enteran cuando reciben nuevas facturaciones.
La espiral es simple, pueda ser que se inicie en puntos de origen (fábricas o laboratorios), aspecto que los distribuidores nacionales deberían demostrar con las facturas de importación para que sea regulado un justo incremento de precio y no una abusiva elevación fuera de control.
Según Asprofar la fijación de precios tiene que ver también con la calidad de los productos, la industria y el país al que pertenecen, la solvencia, calidad y garantías que ofrecen algunos fabricantes y la fabricación de parecidos medicamentos, pero en laboratorios de menor capacidad productiva, no siempre serán malos estos segundos, pero al ser más baratos cubren las necesidades de servicios sociales de salud como la Caja Nacional, para la que inclusive se imprime en envases, la prohibición de comercialización abierta.
La disposición ministerial no debe permitir una desigual competencia entre negocios del mismo ramo, en este caso las farmacias, los precios tendrán que ser regulados en base a condiciones específicas por costos de importación, que determinan especialmente la calidad del producto. Será la ciudadanía que defina de acuerdo a su economía la compra de fármacos, tomando en cuenta procedencia y calidad, con un listado oficial y un precio referencial que eliminen los sobreprecios. Este es el caso que debe ser regulado, para que el beneficio del control de precios favorezca a mayor cantidad de compradores.
Tratándose de productos que tienen que ver directamente con la salud de la población, es necesario que se cumplan las normas contenidas en la Ley del Medicamento y el Sistema Nacional de Vigilancia y Control de Medicamentos, para impedir un negocio indiscriminado del que se favorecen no todas pero si algunas distribuidoras de fármacos y algunas farmacias.
Fuente: LA PATRIA
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