En nuestro anterior comentario nos referimos al sistema tributario nacional, ese que es ineludible, pero que se cumple – de momento – con cierta inequidad entre contribuyentes de comercio legal y los del sistema informal.
Otro asunto es el de los impuestos municipales, aunque como los generales deben servir para programas de orden comunitario nacional, los municipales tienen que ser utilizados para encarar planes específicos en los municipios, valga la redundancia.
Lo evidente es que en este rubro son también miles los contribuyentes que pagan por inmuebles y vehículos, por funcionamiento de negocios, por el uso de algunos puestos y hasta por algunos servicios que la colectividad recibe de manera cotidiana.
Las alcaldías en buen tiempo de su vida institucional vivieron directamente de los impuestos creados para generar servicios y encarar planes de utilidad común, menos mal esos presupuestos han sido fuertemente apoyados por asignaciones gubernamentales, redistribución de algunos impuestos y algunos ítems producto de transacciones crediticias a nivel de organismos financieros.
En todo caso, los impuestos municipales persisten y el incumplimiento en su cancelación determina la aplicación de multas y sanciones para que la Comuna recupere lo que le corresponde.
Lo grave de este sistema, aunque parecido al que desarrolla el SIN, tiene sus puntos débiles de orden organizativo que ponen a los contribuyentes ante la alternativa de efectuar largas filas para pagar impuestos, soportar un trato prepotente y hasta discriminatorio de parte de algunos malos funcionarios que son parte de una burocrática red que aleja a los contribuyentes en lugar de atraerlos para que cómodamente y en un ambiente de respeto puedan cumplir sus obligaciones tributarias.
En el pago de impuestos, en cualquier instancia, se ha determinado cierto tipo de ventajas o beneficios para contribuyentes de la tercera edad, inclusive con descuentos favorables que entusiasman a los pagadores de impuestos, sin embargo ese laudable propósito puede convertirse en martirio para quienes por la exigencia de ciertos requisitos – inapropiados – se ven frustrados en cumplir sus deberes impositivos.
Hay que reconocer que por lo menos en nuestra alcaldía, se hacen esfuerzos para ordenar técnicamente los documentos que registran la propiedad de vehículos, inmuebles o negocios, datos que no ingresados en un sistema de control tendrían que ser de fácil acceso cada fecha que el contribuyente deba cancelar su obligación impositiva. Resulta que en muchos casos el ciudadano debe extremar esfuerzos y recursos para ayudar a despistados funcionarios en la ubicación de sus documentos originales, problemas de sistema y no de mala intención, así se quieren entender algunas deficiencias.
Por lo que podemos apreciar el caso de los impuestos tiene variables muy peculiares allí donde se los aplica, por lo mismo se establece una constante que se aproxima a condiciones de inequidad en unos casos, de malos tratos en otros, falta de adecuada información y capacitación tributaria, que en cada caso alteran las buenas intenciones de los contribuyentes, que dicho sea de paso están tomando conciencia de su responsabilidad y por lo mismo merecen atención preferente, pues su contribución es altamente significativa.
Expertos en materia de impuestos señalan que, las mejores administraciones de sistemas impositivos no presionan para cobrar más y elevados tributos, sino establecen programas para aumentar el número de contribuyentes, acogiéndolos con calidez y respeto para que cumplan su responsabilidad. Está claro que a más contribuyentes responsables mayores ingresos saneados.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.