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Domingo 09 de noviembre de 2014

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO - Responsable: Gabriel Salinas Padilla - Cartografías de la música Boliviana II

Sobre el sentido de las cartografías que hemos propuesto en las publicaciones anteriores

09 nov 2014

Gabriel Salinas

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Primera de dos partes

La travesía empezó abordando las vidas y obras de los músicos (Alfredo Domínguez y Ernesto Cavour) que luego encarnarían el movimiento comprendido en el “fenómeno cultural de la Peña Naira” de La Paz. Posteriormente nos introdujimos en el estudio de G. Bello y T. Fernández que analizaron este fenómeno cultural para concluir en la propuesta de un “Neofolklore” boliviano, propuesta que es problematizada por los mismos investigadores, logrando una aproximación adecuada, es decir sorteando de modo inteligente el hecho de extrapolar la identidad (el Neofolklore chileno) de un fenómeno cultural a otro. El “Neofolklore” como indican los autores es una categoría de identificación con el proceso cultural que subyace a la producción musical Chilena de ese periodo, cuyo desarrollo se corresponde a grandes rasgos, con algunos aspectos del BOOM de la Peña Naira y, de algún modo, con la creación de nuevos espacios de difusión de la música considerada “Folklórica” en nuestro país. Las bases para realizar la extrapolación de esta categoría que identifica la nueva música chilena, surge en parte, por el hecho de que a partir de Naira, se intensifica el consumo cultural urbano de la música próxima a la tradición rural, así como con el llamado “folklore” (que se urbaniza desde la revolución del 52, como parte del proyecto de construcción del estado-nación), pero más aún, es una primera experiencia de una iniciativa que quizás sin buscarlo, impulsa la creación de una industria cultural alrededor de las músicas citadas (el folklórico y lo rural).

Este es un punto de inflexión, determinante, ya que no solo se abre el consumo urbano de esta música, sino que el proceso en sí mismo afecta la producción estética que se propone en las expresiones musicales de este tipo (el folklórico y lo rural), recordemos que el arte como otras esferas de la existencia, se encuentran íntimamente interrelacionadas con los procesos históricos, sociales y culturales (Williams:200). De este modo se explica también el fortalecimiento de las industrias culturales dedicadas a la música llamada “folklórica” y la música “autóctona”, es decir no solo se urbaniza su consumo, sino que modernizan sus mecanismos de distribución, producción y reproducción. En otras palabras, hablamos de un proceso complejo, en el que interviene una mejora para el crecimiento de espacios y plataformas donde las expresiones artísticas de este tipo sean accesibles para un público mayor. Ahora bien, es importante notar que no se puede hablar tan solo de “mejoras” y “bondades” puras, como decía Crespo citando a Adorno, en su artículo sobre el “Neofolklore” y las industrias culturales, la mirada debe complejizarse y comprender que estas modificaciones frente al estado de cosas previo, tuvieron necesariamente que traer dinámicas de cambio y transformación que alteraron naturalmente las propias expresiones artísticas, en este caso las musicales.

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