Domingo 09 de noviembre de 2014
ver hoy
Los datos de la ciencia, la experiencia de los pueblos, el diálogo intercultural están presentes gracias al desarrollo de las comunicaciones. Estos avances nos permiten presenciar el ocaso de unos modelos de desarrollo que, junto al mito del progreso ilimitado, han llegado a un punto de saturación sin retorno porque ha alcanzado el techo de su contradicción.
Ignorarlo es no saber escrutar los signos de los tiempos, y silenciarlo es convertirse en cómplices de la injusticia. Algo no va bien cuando la vida se transforma en espera, muchas veces sin esperanza.
Lo malo es cuando no se actúa por temor a equivocarse o por creerse incapaz de hacer algo por los demás. Durante mucho tiempo, los voluntarios hemos sido presentados como personas extraordinarias sólo por saber ayudar a otros. Se trataba de descubrir la radical indigencia de toda criatura y de comprender que, en el reconocimiento de la propia debilidad, están las raíces de la auténtica fortaleza.
Un día comprendemos que nos agobiábamos por problemas que dejaban de serlo ante las desgracias que se descubren cuando nos asomamos a los umbrales de la marginación. Uno se pasma de haber pasado tantos años junto al dolor y junto a la soledad de los que estaban ahí, “a la vuelta de la esquina”.