La ciudad de El Alto cumple hoy 25 años de su creación aunque ya existía mucho antes como barrio periférico de la ciudad de La Paz.
Un gran sentimiento de afecto me une a la nueva ciudad, comenzando porque allí funciona una de mis principales fuentes de trabajo como es el Instituto “Carlos Gardel” donde enseño bailar tango a señoras y señoritas de la alta sociedad alteña y también a caballeros que han sido o son dirigentes de las juntas vecinales y de la Central Obrera Regional de El Alto, amén de otros personajes sobresalientes del Mercado-Feria 16 de Julio.
Aparte de los excelentes ingresos que obtengo enseñando a bailar tangos, en dicha ciudad conocí a mis amigos yatiris Calimán y Titirico, importantes asesores del presidente Evo y del Canciller Choquehuanca-según aseguran aquellos- que se han convertido en mis amigos del alma (intimeits) pues me proporcionan ayuda en los círculos oficiales, me prestan plata y también buenos consejos en su Consultorio de Brujos Andinos donde atienden problemas políticos y sentimentales.
Con mis amigos yatiris asistí anoche a la Sesión de Honor que realizó el Honorable Concejo Munipal con la presencia de las primeras autoridades nacionales, departamentales y locales en honor a las Bodas de Plata de El Alto. Hubo mucho público y mi amigo el brujo Titirico me presentó a su pariente el señor Cocarico, posible nuevo Gobernador del Departamento de La Paz y también al posible nuevo Alcalde de El Alto el señor Patana.
Pasado el acto oficial, Calimán me dijo: “ahora nos iremos al naiclú “Malena” donde estaremos los intelectuales y artistas de la ciudad de El Alto cantando nuestra serenata a la ciudad de El Alto en compañía de las damas y damiselas alteñas”. Quise excusar mi presencia alegando no vestir adecuadamente de esmoquin pero el yatiri me dijo: “aquí vestirán de esmoquin sólo los mozos de servicio y los integrantes de la orquesta”, lo cual me tranquilizó.
El naiclú “Malena” rebosaba de gente, o como diría Calimán, “lleno estaba de gente” y reinaba gran entusiasmo cívico porque se cantó el Himno a la ciudad de El Alto unas ocho veces antes de iniciarse el bailongo con el vals vienés “Danubio Azul” que fue rápidamente reemplazado por el vals peruano “Devuélveme el rosario de mi madre” en honor a los muchos hermanos peruanos que viven en El Alto y tienen una Oficina Consular en dicha urbe.
A una hora conveniente me retiré del bailongo despistando a mis amigos yatiris que eran mis anfitriones y decidí ir a dar un paseo por las calles de la ciudad de El Alto fuera del área del “Malena” y de muchos naiclús, discotecas, karaokes y cabarets y sentí pena por el estado de las calles alteñas que parecían haber sido bombardeadas pues estaban llenas de baches, charcos de agua, cayendo en un hoyo que no vi por falta de alumbrado y del cual apenas pude salir con la ayuda de unos ciudadanos que paseaban por allí. Quise agradecerles por su ayuda pero resultaron ser unos delincuentes que me robaron todo lo que llevaba, incluyendo mi ropa. ¡Qué mala suerte tiene El Alto con sus autoridades! ¿Cambiará todo en Abril? Lo dudo. Sin embargo digo ¡Viva El Alto y el Instituto “Carlos Gardel”!
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