Los hermanos de las personas autistas muchas veces son relegados y se cree erróneamente que tienen más recursos para enfrentar solos todas las dificultades que se presentan sin embargo, son tal vez los que más necesitan del apoyo de todos, aseguran especialistas a través de la revista “Rompiendo Barreras”, de la Asociación de Padres de Autistas.
Se señala que a partir del momento del enfrentamiento familiar con la discapacidad, comienzan una serie de cambios, nuevas cosas que aprender y comprender y en todo ese proceso a veces se olvida y desatiende a los hermanos de los hijos con discapacidad, postergando muchas veces sus demandas de atención.
Entonces los hermanos suelen quedar al margen de lo que está pasando en la familia, no reciben la adecuada información por parte de sus padres, no van a las visitas a los centros de rehabilitación y cuando son convocados, es sólo en función de la ayuda que pueden presentar al discapacitado desde su rol de hermano.
Se les ofrecen muy pocas oportunidades para que puedan conocer a sus hermanos especiales, para saber qué piensan, qué sienten, qué les preocupa, cuáles son sus necesidades, cuáles son los obstáculos que enfrentan y cuáles son sus posibilidades de desarrollo personal.
Los hermanos muchas veces tienen poca información sobre su hermano con discapacidad, su respuesta a la situación está influida por muchos factores, tienen sentimientos encontrados vergüenza, enojo, celos o culpa por sentir esas cosas, pena, cariño, impotencia, y otros.
A veces son sobreexigidos, porque “están bien, son sanos”; se ponen reglas sólo para ellos, y no para los hijos especiales e incluso deben ser responsables del cuidado y ceder a los caprichos del hermano.
Son víctimas de burlas, discriminación, y ellos mismos suelen exigirse mucho en los estudios para no ser más carga para los papás.
RECOMENDACIONES
Se recomienda a los padres hablar con sus hijos francamente sobre su hermano, en la medida de su comprensión y respondiendo sus preguntas, darles su lugar en la familia, escuchar sus cosas, participar en sus actividades. Formar a los hijos con discapacidad para que sean lo más autónomos posibles, no forzar a los hijos sin discapacidad a tener logros para compensar la discapacidad de su hermano, no se les debe dar responsabilidades que no les corresponden.
Deben ser escuchados y apoyados para que se vinculen con sus hermanos, además para que superen los problemas cotidianos y situaciones de vergüenzas y sentimientos encontrados. Se debe disfrutar de los hijos y de toda la familia, sin descuidar al hijo con discapacidad pero tampoco centralizando la vida familiar en él.
Fuente: LA PATRIA
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