Todo el fenómeno de las cifras económico – financieras que manejan organizaciones mundiales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), señalan que América Latina y el Caribe crecerán a una tasa estimada de 1,3 % hasta finales del año presente y es posible que lleguen a 2.2 % en el 2015.
Es cierto que las regiones están creciendo a una tasa aún inferior a la de los países avanzados que marcarán 1,8 % en este año y 2,3 % el año venidero, el hecho demuestra la fortaleza de Estados Unidos en materia económica, dejando con cifras más bajas a países como Japón, Rusia o los de la Eurozona que se desempeñan con cifras más reducidas, pero en franca opción competitiva con el coloso del norte.
Ya en el visión más objetiva en materia regional, el FMI, reconoce que algunos países de la región sudamericana, entre ellos Bolivia, tendrán un crecimiento más elevado que estarán muy próximos al 6 %, un parámetro muy optimista pero de aproximación a la expectativa de crecimiento en la región, excluyendo casos especiales como Venezuela, Argentina e incluso el Brasil.
Una apreciación interesante del destacado economista Claudio Loser, apunta que en América del Sur el FMI destaca a Bolivia como el país que mantiene un comportamiento fiscal razonable al margen de la retórica política del gobierno, lo que coloca en buen sitial frente a las economías de Colombia, Ecuador y el Perú, además de otros socios del Mercosur como Paraguay y Uruguay.
A propósito del Perú, las cifras señalan que al igual que Bolivia, ambos países crecerán en el renglón económico como líderes de la región, situación que la ratifica el FMI en su último informe semestral, añadiendo que Bolivia crecerá 5,2 % en la presente gestión y 5,0 % el siguiente año. En cuanto al Perú el mismo informe indica que pasará de un crecimiento del 3,6 % este año a 5,2% el 2015, esperándose que ambos países, Bolivia y Perú, tengan la menor inflación de la siguiente gestión, además de la tercera tasa de desempleo más baja en la región sudamericana.
Así planteada la situación y con datos que provienen de una fuente seria como el FMI, la perspectiva económica nacional no se vislumbra como preocupante o al borde de la crisis, por la coyuntural alternativa de confrontar un periodo de “vacas flacas” debido a la caída de los precios internacionales para la venta de nuestras materias primas, especialmente el gas y los minerales.
Si bien los expertos recomiendan tomar con cautela el “remezón” de los precios para nuestras materias primas, también señalan que la fortaleza económica por la que atraviesa el país, permite un margen de tranquilidad que sin embargo no debe ser descuidado y al contario debe fortalecerse con medidas especiales de tipo coyuntural, que permitan enfrentar las posibles restricciones económicas con planes de incentivo a la producción, de modo que se incremente los volúmenes de exportación compensando así, la reducción de ingresos por los bajos precios.
Tratándose de proyecciones del FMI, hay que tomar en cuenta que ese organismo no analiza la situación interna de cada país, no considera la existencia de problemas sociales que deben ser atendidos con prioridad para evitar “focos conflictivos”, pues debajo de las cifras optimistas hay otras condiciones reales y latentes que muestran ciertos grados de pobreza, desempleo, economía informal y corrupción que son parte de las otras cifras negativas.
Fuente: LA PATRIA
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