Viernes 05 de marzo de 2010

ver hoy





























































Siempre se ha dicho que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones; porque, las buenas intenciones, la mayoría de las veces, se quedan sólo en esas dos palabras, sin llegar a cumplir con los propósitos expresados originalmente. Y eso es lo que sucede con la ya famosa “desclasificación” de los documentos celosamente guardados en el gran cuartel de Miraflores y que se refieren a las actuaciones de las Fuerzas Armadas durante las nefastas dictaduras que dejaron huellas indelebles en la ciudadanía boliviana.
En una primera instancia, el alto mando castrense, ante una orden emanada por el Capitán General de las Fuerzas Armadas, o sea el Presidente Evo Morales, mediante un Decreto Supremo, se mostró predispuesto y con las mejores intenciones para desclasificar y hacer públicos los documentos de las dictaduras, que permitan conocer detalles en torno a los muertos y desaparecidos. Pero eso cambió, y existe una ostensible tendencia a resistirse a cumplir con esa orden y seguir ocultando la verdad.
El artículo 98 de la Ley Orgánica de las FF.AA. señala que “la documentación clasificada del Escalón del personal de las Fuerzas Armadas, tiene carácter secreto e inviolable. Esta condición únicamente podrá ser levantada por petición motivada del Poder Legislativo o por orden judicial del juez competente”.