Jueves 16 de octubre de 2014

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La Tierra es conocida como el planeta azul, y al margen de que la expresión surgiera por su aspecto desde el espacio, es algo más que sabido que en nuestra humilde morada hay mucha más agua que tierra. En concreto, los ecosistemas que más superficie ocupan son los acuáticos, incluyendo los de agua dulce y salada.
¿Pero, cómo definirlos? Una definición general de un ecosistema acuático tiene que englobar hábitats tan diversos como los que se desarrollan en lagos, ríos y mares, por lo que abarcará cualquier combinación de flora y fauna que se encuentre en estos entornos. Además, no podemos olvidar que polución es un elemento distorsionador que perjudica seriamente los ecosistemas acuáticos. Aunque pueden estudiarse de forma conjunta, lo habitual es distinguir entre dos tipos básicos, dividiéndolos en dos grandes grupos: los ecosistemas marinos y los de agua dulce. Sin embargo, en ambos casos el entorno es el agua, y ello resulta fundamental a la hora de determinar las interacciones que se producen entre esas plantas y animales que conforman el ecosistema junto con el líquido elemento.
Fuente: Ecologíverde.com