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Domingo 12 de octubre de 2014

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Cultural El Duende

Cementerio de cucarachas:

12 oct 2014

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I

El patio de mi casa es de cemento, pero como es bastante viejo, el cemento se ha ido resquebrajando, a veces encontramos huecos de profundidad ignorada, cuya oscuridad nos alienta a imaginar ahí dentro, mundos perversos.

Como sentimos un amorodio por las cucarachas, nos resistimos a darles el zapatazo destripador de estelas blancas. Las golpeamos a escobazos y cuando quedan medio tontas, las empujamos con la palita hasta uno de esos huecos del patio, que hemos bautizado como “el cementerio de cucarachas”, ahí caen entre la vida y la muerte, al lado de otros cadáveres de su especie. Siempre nos hemos preguntado qué sucede adentro.

II

El presidente de mi patio es un psiquiatra, como es bastante viejo, parece que es lo que todos necesitamos: el cemento se ha ido resquebrajando, y ocupamos a alguien que escuche padecimientos mentales, donde encontramos huecos de profundidad ignorada. Alguien que nos recete fármacos para evadir la situación nacional, cuya oscuridad nos alienta a imaginar una especie de limbo eterno y nos hace vivir en mundos perversos.

La figura más popular en mi patio fue la de un padrecito, que lanzaba cucarachas de amorodio contra prostitutas y homosexuales, y se fue a dar clases de manejo a un jovencito, en un parque a altas horas de la noche, para explicarle bien cómo meter las velocidades. Después fue un semi-dios gracias al éxito de su propio medio de comunicación, burló a la Iglesia y a sus fieles, pero nos resistimos a darle el zapatazo destripador de estelas blancas, y se convirtió en un magnate, de fortuna ensangrentada con el asesinato del único periodista con malicia indígena para denunciarlo.

Para mi tío no hubo escobazos, lo golpearon con una regla de madera en la cabeza hasta matarlo, y como quedó medio tonto, lo cortaron trocito a trocito; las articulaciones, el hígado, los pulmones, el tórax, y hasta el alma se convirtieron en un picadillo. Quemaron sus huesos y lo enterraron como a un perro, empujado con una palita hasta uno de esos huecos del patio, que hemos bautizado como “el cementerio de cucarachas”.

Su asesina no quiso pagar el alquiler que le debía e hizo acopio de sus dotes de Freddy Kruegger. Mi tío cayó muerto al lado de otros cadáveres, que nunca encontraron mayor justicia que ese triste hueco.

Y sin embargo, siempre nos hemos preguntado qué sucede adentro.

Laura Fuentes Belgrave. Escritora y periodista costarricense, 1978.

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