El objetivo de alcanzar armonía ciudadana mínimamente debe tener algunos puntos de coincidencia entre los protagonistas de la convivencia cotidiana desde sus propias responsabilidades, es decir cada quien en su campo específico, pero respetando los derechos ciudadanos que son elementales para todos, así como también lo son los deberes civiles.
Por lo mismo cuando se habla de problemas urbanos hay que englobar a la ciudadanía como tal, unos con más problemas que otros, buen número de personas indisciplinadas y otro sector de vecinos exigentes en el cumplimiento de las normas vigentes.
El caos de la ciudad si se lo analiza fríamente es causado por irresponsabilidad ciudadana, por ejemplificar algunos casos. El transporte se desenvuelve bajo reglas de los transportistas, estos fijan rutas y puntos iniciales y terminales de sus servicios, algunos toman en cuenta las sugerencias de los vecinos, pero prevalece la comodidad de los conductores.
Sobre el mismo asunto, pero añadiendo a los ciudadanos de a pie que deben movilizarse utilizando el transporte público, no usan paradas oficiales, lo más cómodo para abordar o dejar una movilidad basta con levantar la mano o anunciar al chofer que bajará de la movilidad, no importa el lugar.
Muchas arterias de nuestra ciudad son compartidas en su calzada por personas y por vehículos, debido a que las aceras están ocupadas por gran cantidad de comerciantes, estos últimos incumplen disposiciones vigentes y los otros no tienen otra alternativa que transitar por la media calle con latente peligro de sufrir un accidente.
No hay respeto a las ordenanzas del municipio, tampoco a un existente Reglamento de Tránsito, ignorado con premeditación por los transportistas del servicio público, pero también por algunos conductores particulares, en el caso de personas, siempre se imponen los comerciantes, el resto debe caminar como pueda por las calles atestadas por centenares de comerciantes una mayoría informales y por lo mismo reacios al acatamiento de normas.
El otro gran problema es la absoluta carencia de señalización vertical en toda la ciudad, excepto los postes que prohíben el estacionamiento de vehículos y que para muchos parecería más bien una invitación a infringir tal disposición. No hay señales asignando paradas a minibuses o micros, todos paran donde pueden y donde los ciudadanos indisciplinados así lo requieren.
Hay que reconocer que la falta de respeto interpersonal es parte del grave desorden ciudadano. El desconocimiento de disposiciones de regulación urbana tiene que ver con la falta de promoción de las mismas por parte de las autoridades, pero también con una manifiesta ignorancia ciudadana, lo que nos muestra la doble actitud de personas para infringir normas a sabiendas de que esa conducta perjudica al colectivo ciudadano en general.
Hay necesidad de establecer un reordenamiento del sistema urbanístico, basado principalmente en el respeto mutuo, primero y luego en el acatamiento de las disposiciones vigentes, como parte ineludible de la responsabilidad de convivencia ciudadana armoniosa y de utilidad comunitaria.
Se trata del cuidado del bien común, de la integridad física y la seguridad de las personas, de la comodidad de peatones y facilidad de desplazamiento de transportistas, en realidad lo que se busca es convivencia armoniosa en una ciudad que merece un replanteo urgente en sus caóticos sistemas de urbanismo citadino. Las autoridades del Gobierno Municipal tienen esa enorme responsabilidad de legislar para garantizar esa convivencia entre ciudadanos que desean vivir sin sobresaltos.
Fuente: LA PATRIA
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