Todos los días, sin exageración, se viven hechos dramáticos en todas las ciudades del país, también en sectores provinciales, en unos sectores con mayor asiduidad que en otros y además con ciertas características de alta violencia que sorprende a la comunidad.
Hay secuestros, violaciones, robos a mano armada, ataques en pandilla contra jóvenes y adultos, asaltos en negocios comerciales, joyerías y también a entidades bancarias, no se salvan los pequeños comerciantes en mercados, como ya es muy común saber que “otro” taxista ha sido asaltado, perdiendo la vida y su movilidad, pero también sucede que en algunas movilidades de servicio público se cometen graves delitos y los culpables se dan a la fuga.
Los noticieros y algunos muy proclives a difundir la “crónica roja” saturan sus espacios, más de una hora, con información delincuencial, hay periódicos especializados en la materia y que tienen increíble salida, gracias a su despliegue de fotografías con imágenes de insólita crudeza, como las que también muestran los programas televisivos, añadiéndose el inusitado entusiasmo de relatores de TV y también radialistas para explicar con lujo de detalles los hechos delincuenciales de cualquier jornada.
Los delitos se suceden con increíble frecuencia, parecería una rutina cotidiana que sólo varía en su localización y en la proporción de su dramática ejecución para dejar siempre un saldo desolador en familiares de afectados ciudadanos por la violencia de los que operan al margen de la ley.
Las agresiones a mujeres, niñas, jóvenes o adultas, es otro problema que diariamente en algún sitio del país tiene lamentable ejecución, maltrato, agresiones directas, trata de personas y hasta el feminicidio como la parte más cruel en contra de las mujeres.
Niñas y niños, como gente de la tercera edad resultan vulnerables a las acciones de los delincuentes que atacan a sus víctimas en las calles de la ciudad, en el interior de movilidades o directamente en sus domicilios. Los casos son igualmente frecuentes y preocupantes, denotando la falta de control, precisamente en las calles de la ciudad, en el centro urbano y peor en los barrios periurbanos.
Como dicen los relatores de los hechos…“los delitos están a la orden del día” y la ciudadanía consternada por este tipo de hechos que lamentablemente parecen salir del control policial que no abastece para frenar toda una gama de hechos ilegales en contra de la población.
Evidentemente algunas de nuestras ciudades, digamos las del eje central, son las que confrontan mayores problemas en materia delincuencial, con una serie de variantes propias de las circunstancias regionales, caso Santa Cruz donde el delito y la crueldad son patéticas en la secuencia de hechos.
Pero no hay que dejar de lado lo que sucede en el resto de ciudades y entre esas la nuestra, donde se ha incrementado el índice de los delitos, hay más asaltos, robos en domicilios, más mujeres lastimadas, más ebrios en las calles, y se asegura que también hay más peligrosas pandillas juveniles que hacen de las suyas en algunos barrios y en el mismo centro de la ciudad.
Es necesaria una acción policial más definida en la represión del delito, eso implica mayor movimiento de efectivos especialmente en barrios periurbanos, sin descuidar el centro, donde también frecuentan los delincuentes. La Policía debe dar muestras de su trabajo, de manera que la seguridad ciudadana sea efectiva eliminando el temor cotidiano que no nos deja vivir en paz.
Fuente: LA PATRIA
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