En varias avenidas de doble vía en nuestra ciudad se han construido “jardineras”, que por su denominativo y su especial habilitación arquitectónica deberían ser parte del ornato público y sitio especial para lucir especies florales y de cierto tipo de arbustos propios de la región, pero esos propósitos son meramente complementarios.
La necesidad de incorporar en las avenidas estas construcciones tiene el principal objeto de separar los carriles de doble circulación para facilitar y asegurar el flujo de motorizados evitando la invasión de carriles o el peligroso cruce de peatones en cualquier sitio de una cuadra.
La motivación arquitectónica, recomienda aprovechar tales espacios para crear jardineras de modo que la muestra de coloridas especies alegre el paisaje y oxigenen el ambiente, por supuesto que ese delicado trabajo es de mucha responsabilidad y exige un control permanente para mantener la vida y crecimiento de las plantas, un trabajo de especialistas.
Más sucede que las tales jardineras en muchas calles se han convertido primero en depósito de tierra y en sitios propicios para que desaprensivos vecinos dejen la basura domiciliaria y en algunos casos los residuos de cajonería y otros materiales de comercios ubicados en las inmediaciones de estos espacios públicos.
La habilitación de estos elementos divisorios de cemento tienen entonces una doble función, que no siempre se cumple por lo menos en lo que corresponde a la jardinería, un aspecto que puede solucionarse con una instrucción precisa de la división responsable de mantener y mejorar los jardines públicos.
Sin embargo en el caso concreto de las largas jardineras de la doble vía entre el sector del Tagarete y la creciente urbanización de Vinto, hay necesidad de un replanteo de ingeniería en tal separador de vías debido a que en su concepción original se tomó en cuenta su construcción considerando la extensión de la misma como si se tratara de una carretera, cuando en realidad es una avenida y en sus dos frentes existen varias urbanizaciones y por lo mismo mucha gente que necesita cruzar de uno a otro lado de la vía.
Es cierto que se han construido pasarelas, pero las mismas están separadas por largos tramos de jardineras sin que existan suficientes pasos peatonales para comodidad y seguridad de vecinos, especialmente niños y gente de la tercera edad.
Es peor el problema cuando por evitar una larga caminata hasta llegar a una pasarela, los vecinos, incluyendo mujeres optan por trepar y saltar por encima de las jardineras para cruzar de uno a otro lado de la avenida con el latente peligro de ser atropellados por los motorizados que transitan raudamente a lo largo de la también conocida Av. 24 de Junio.
Hay necesidad de encarar con urgencia la apertura de pasos peatonales por lo menos cada cien o ciento cincuenta metros, con lo que se favorecerá el tránsito peatonal, resguardando la integridad física de los vecinos. Además debe efectuarse un constante recojo de toneladas de tierra reunida en la base de las jardineras, material que con el paso vehicular y el viento ocasiona peligrosas y molestosas nubes de polvo, material que podría tener mejor uso en cierto tipo de obras.
Todas las jardineras viales, por así reconocerlas, deben ser adecuadamente atendidas para que cumplan su doble función, la de separar las franjas de rodaje vehicular pero al mismo tiempo adornar varias avenidas que podrían ser parte de una renovación en su presentación urbanística.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.