Cada individuo que nace pertenece a una determinada comunidad donde desarrolla su propia identidad de acuerdo a su entorno, a su vez va adquiriendo responsabilidades, forjando metas y adquiriendo valores que al final lo consolidan como componente de la sociedad. De ese punto referencial como lo es el ámbito social, surgen las interrogantes acerca de cómo se asocia el individuo a todo ese grupo representativo.
Sabemos que en las diversas sociedades actuales, esta asociación no es la más favorable, porque se tienen diversas situaciones negativas y problemáticas dentro las mismas, entre las que se pueden mencionar la corrupción y la discriminación. La opinión pública de manera generalizada es de desconfianza e insatisfacción; y no así de experiencias constructivas que se ignoran ó que no se toman en cuenta, lo cual no permite a todas las personas ser sujetos activos en una sociedad.
El término participación implica que se está tomando parte de algo, es la participación de la gente en los asuntos públicos, de su barrio, de su comunidad, de la cotidianidad con la finalidad de lograr interés de carácter social y colectivo. La participación ciudadana trae beneficios sociales y políticos como ser el paso de una democracia representativa (elección de autoridades) a una democracia participativa, donde los ciudadanos y ciudadanas son parte del proceso de planificación del desarrollo en relación directa con autoridades, permitiendo la gobernabilidad de los territorios. De igual manera la construcción de una verdadera ciudadanía, que parte del ejercicio de los derechos civiles y humanos. La participación es una necesidad específicamente humana, porque implica el propio desarrollo del hombre. Las formas directas de participación son mecanismos de opinión pública entre las que resaltan la iniciativa popular, el referéndum e inclusive el cabildo abierto.
Lo anterior implica un aprendizaje de múltiples formas de participar, múltiples modos de actuar con la realidad; para lo cual el tema de liderazgo ha tomado una relevancia dentro los ámbitos sociales, ya que define o considera a una persona representativa de un grupo. El diccionario de la Real Academia Española destaca que el vocablo proviene del inglés leader, que significa “guía”, “conductor” ó “persona que marca la dirección”. En ese sentido, de esta definición podrían desprenderse tres características interesantes sobre el líder: al líder se le sigue; se le reconoce, hay consenso y aceptación en torno a él y que es orientador.
Cualquier miembro de grupo puede llegar a ser líder en la medida que sea capaz de ejercer una influencia sobre la conducta global del grupo, el líder es una persona que se ve apoyada por todos sus miembros. El líder social responde a los principales desafíos de una sociedad mediante acciones surgidas de la reflexión y la planeación. Las responsabilidades principales que tiene es la de lograr el consenso por igual de todos, ser el vocero e interlocutor ante estamentos administrativos o de autoridades y ser el promotor de la ejecución de las soluciones propuestas por el grupo social para satisfacer sus necesidades.
Sin embargo; de manera lamentable, aun se puede observar que en las sociedades domina una cultura regida por el autoritarismo y mucho más en períodos electorales. La lógica que rige el funcionamiento de un país (tal el caso de Bolivia), de sus instituciones o de las familias se ordena por la fuerza que se impone a contracorriente de lo que es la voluntad del otro. El reflejo de esta manera de entender el mundo es una cultura que admite el sometimiento, la exclusión y la inequidad. Se dan situaciones tanto en entes del ámbito privado como público de perder hasta la institucionalidad por tan solo perseguir intereses personales o de grupos reducidos sin tomar en cuenta la colectividad.
Es oportuno mencionar que la tarea fundamental de todo líder es el servicio, pues a través del compromiso y la ética podrán servir cada vez más a mejores causas, y fomentar así el tan necesario progreso integral y sustentable de la humanidad. La acción de servir a otros admite muchas posibilidades, por lo que no se puede reducir el concepto de servicio a una sola actividad. Hay quienes sirven produciendo cosas, otros enseñan y forman, algunos más diseñan y planifican, otros dirigen, incluso hay quienes sirven con una vida de oración, meditación y contemplación.
Podemos apreciar y concluir que el común denominador es el término “servir”; empero, pareciera que en la actualidad tanto a nivel gubernamental, institucional e inclusive familiar, se lo está mal interpretando por el de “servirse”, lo cual es muy diferente y contrario al compromiso que debemos tener. Si se quiere que la situación actual mejore desde el punto de vista individual y grupal, entonces se debiera interpretar correctamente la teoría para ponerla en práctica de manera efectiva. La decisión es de cada uno, en no dejarse influenciar por la situación coyuntural y pensar que a futuro obtenga el reconocimiento por su servicio a favor de todos los demás sin exclusiones.
(*) Es economista y analista
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